Santiago de Cuba, 15 abr.— El 14 de abril de MIL 895, tres días después de haber desembarcado por Playitas de Cajobabo, José Martí, Máximo Gómez y los patriotas que le acompañaban, hicieron contacto con las tropas mambisas del Comandante Félix Ruenes, siendo recibidos con mucho entusiasmo en el Campamento de Vega Barea, región de Baracoa.
Máximo Gómez, en su carácter de General
en Jefe del Ejército Libertador se reunió con los Generales Francisco
Borrero y Ángel Guerra, integrantes también de la expedición y en Junta
de Jefes acordaron otorgarle a José Martí el grado de Mayor General.
Es así como el 15 de abril de 1895, hace hoy 122 años, se le informa a Martí de su ascenso, que él describe en su diario de esta forma: “Gómez al pie del monte, en la vereda sombreada de plátanos, con la cañada abajo, me dice, bello y enternecido, que aparte de reconocer en mí al Delegado, el Ejército Libertador, por él su jefe, electo en Consejo de Jefes, me nombra Mayor General. Lo abrazo. Me abrazan todos”
Martí no tenía experiencia militar y nunca había participado en acciones armadas, ni como jefe, ni siquiera como simple soldado. Pero así y todo él había hecho estallar una Revolución y sus apreciaciones sobre el conflicto anterior de los 10 Años, fueron esenciales para que la nueva guerra tuviera mejores resultados. Sin serlo, el Apóstol también fue un estratega.
Así de sencillo fue el ascenso de José Martí al grado de Mayor General, de quien el propio Máximo Gómez había dicho: “Era grande en todo”, y su incorporación a la Guerra del 95 lo ratificaba.
Es así como el 15 de abril de 1895, hace hoy 122 años, se le informa a Martí de su ascenso, que él describe en su diario de esta forma: “Gómez al pie del monte, en la vereda sombreada de plátanos, con la cañada abajo, me dice, bello y enternecido, que aparte de reconocer en mí al Delegado, el Ejército Libertador, por él su jefe, electo en Consejo de Jefes, me nombra Mayor General. Lo abrazo. Me abrazan todos”
Martí no tenía experiencia militar y nunca había participado en acciones armadas, ni como jefe, ni siquiera como simple soldado. Pero así y todo él había hecho estallar una Revolución y sus apreciaciones sobre el conflicto anterior de los 10 Años, fueron esenciales para que la nueva guerra tuviera mejores resultados. Sin serlo, el Apóstol también fue un estratega.
Así de sencillo fue el ascenso de José Martí al grado de Mayor General, de quien el propio Máximo Gómez había dicho: “Era grande en todo”, y su incorporación a la Guerra del 95 lo ratificaba.
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