Santiago de Cuba, 5 abr.— Hoy 5 de abril se cumplen 122 años del fallecimiento del Mayor General del Ejército Libertador, Guillermo Moncada Veranes, héroe de las tres gestas independentistas cubanas y uno de los más sólidos pilares de la guerra necesaria, reiniciada el 24 de febrero de1 895 bajo la conducción del Partido Revolucionario Cubano creado por José Martí, quien conociendo la valentía, prestigio y capacidad de mando de Guillermón, lo había designado Jefe del alzamiento en Oriente.
No pudo hacer mucho este coloso de
ébano, como también era llamado Guillermón, porque apenas un mes y once
días de comenzada la gesta, un severo ataque de hemoptisis lo hizo
expirar a la edad de 54 años, cuando todavía podía haber dado mucho a la
causa de la revolución, de no haber sido por la tuberculosis contraída
en cárceles españolas dentro y fuera de Cuba, una enfermedad que por
entonces era incurable.
Pero si su muerte fue triste y dolorosa para la patria y la lucha emprendida por la independencia, el ejemplo que dejó Guillermón para sus compañeros de lucha y las futuras generaciones, fue tan grande como su propia estatura, porque sabiéndose gravemente enfermo, ya casi próximo a la muerte, no dejó de cumplir con el compromiso contraído con Martí de levantar a Oriente para la nueva clarinada de libertad iniciada el 24 de febrero de 1895.
Después de dar la orden de alzamiento en Santiago de Cuba, Guillermón Moncada se trasladó a Alto Songo donde se alzó con su tropa a pesar de tener los pulmones desechos por la tuberculosis, manteniéndose en la manigua hasta que lo avanzado de la enfermedad le impidió continuar la lucha, por lo que reunió a su Estado Mayor y le entregó el mando al Mayor General Bartolomé Masó, muriendo en el campamento de Joturito, el 5 de abril de 1895.
Guillermón Moncada había nacido el 25 de junio de 1841 en la barriada de Los Hoyos en Santiago de Cuba. Tenía 27 años cuando se incorporó a la gesta independentista iniciada por Carlos Manuel de Céspedes en La Damajagua, participando en más de cien combates, por lo que terminó la contienda con el grado de Brigadier. Acompañó al General Antonio Maceo en la Protesta de Baraguá.
El 24 de febrero de 1895 al volver a la lucha gravemente enfermo Guillermón había dicho: “Porque Cuba sea libre, hasta el mismo mal es bien”. Al recordarle hoy en el aniversario 122 de su muerte lo hacemos teniendo presente esta otra frase que solía decir: “Mi brazo negro y mi corazón de cubano tienen fe en la victoria”.
Pero si su muerte fue triste y dolorosa para la patria y la lucha emprendida por la independencia, el ejemplo que dejó Guillermón para sus compañeros de lucha y las futuras generaciones, fue tan grande como su propia estatura, porque sabiéndose gravemente enfermo, ya casi próximo a la muerte, no dejó de cumplir con el compromiso contraído con Martí de levantar a Oriente para la nueva clarinada de libertad iniciada el 24 de febrero de 1895.
Después de dar la orden de alzamiento en Santiago de Cuba, Guillermón Moncada se trasladó a Alto Songo donde se alzó con su tropa a pesar de tener los pulmones desechos por la tuberculosis, manteniéndose en la manigua hasta que lo avanzado de la enfermedad le impidió continuar la lucha, por lo que reunió a su Estado Mayor y le entregó el mando al Mayor General Bartolomé Masó, muriendo en el campamento de Joturito, el 5 de abril de 1895.
Guillermón Moncada había nacido el 25 de junio de 1841 en la barriada de Los Hoyos en Santiago de Cuba. Tenía 27 años cuando se incorporó a la gesta independentista iniciada por Carlos Manuel de Céspedes en La Damajagua, participando en más de cien combates, por lo que terminó la contienda con el grado de Brigadier. Acompañó al General Antonio Maceo en la Protesta de Baraguá.
El 24 de febrero de 1895 al volver a la lucha gravemente enfermo Guillermón había dicho: “Porque Cuba sea libre, hasta el mismo mal es bien”. Al recordarle hoy en el aniversario 122 de su muerte lo hacemos teniendo presente esta otra frase que solía decir: “Mi brazo negro y mi corazón de cubano tienen fe en la victoria”.
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