Santiago de Cuba, 16 abr.— Aquel histórico Abril de 1961 fue convulso, triste, alegre y redentor. La Revolución cubana casi recién nacía llena de peligrosos enemigos días tras días, hostigada por aire y por mar mediante operaciones filibusteras, acciones sistemáticas de sabotajes a la economía para entorpecer la marcha de una nación que rompió definitivamente sus cadenas.
La situación que incluyó siempre una
respuesta del pueblo que pagó con vidas de sus mejores hijos mantenía
alerta a la dirección del país comandada por su líder histórico Fidel
Castro Ruz.
La hasta entonces guerra fría pasó a agresión militar cuando el 15 de Abril aviones procedente de los Estados Unidos bombardearon los aeropuertos de La Habana, San Antonio de los baños y Santiago de Cuba en lo que fue el preludio a la invasión mercenaria por Playa Girón, en el sepelio de las víctimas de este suceso el 16 de Abril Fidel declaraba sabiamente el carácter socialista de la Revolución, emocionado y rebelde expreso:
"Lo que no pueden perdonarnos, que estemos ahí en sus narices ¡y que hayamos hecho una Revolución socialista en las propias narices de Estados Unidos (...) ¡Y que esa Revolución socialista la defendemos con esos fusiles ¡y que esa Revolución socialista la defendemos con el valor con que ayer nuestros artilleros antiaéreos acribillaron a balazos a los aviones agresores!".
"Aquí, frente a la tumba de los compañeros caídos; aquí, junto a los restos de los jóvenes heroicos, hijos de obreros e hijos de familias humildes, reafirmemos nuestra decisión, de que al igual que ellos pusieron su pecho a las balas, al igual que ellos dieron su vida, vengan cuando vengan los mercenarios, todos nosotros, orgullosos de nuestra Revolución, orgullosos de defender esta Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes, no vacilaremos, frente a quienes sean, en defenderla hasta nuestra última gota de sangre".
Consecuente con sus palabras y sus actos a pesar de la insistencia de sus compañeros de que no fuera hasta Matanzas donde se producía el desembarco mercenario allí estuvo presto a combatir junto a los milicianos. Uno de ellos, el joven Eduardo García, herido de muerte escribió con su sangre Fidel, como un mandato que cumplió toda la vida.
A las arenas de Girón partió el querido Comandante, a crecer como gigante a dejarnos su ejemplo imperecedero, desde un tanque aun impresiona su imagen rebelde y decisiva defendiendo junto al pueblo cada palmo de la tierra salvada.
Al conquistar la victoria el 19 de Abril, luego de 72 horas de épicos combates, Fidel no permitió que le felicitaran alegando: "A quien hay que felicitar es al pueblo; no es la victoria de un hombre o de un grupo de hombres, sino la victoria de un pueblo entero unido, firme y heroico".
"Los cubanos hoy somos una llama encendida que alumbra, una llama encendida que amenaza quemar la injusticia, una llama encendida que señala el camino de la liberación de los pueblos; además, una llama inapagable, una llama invencible, una llama cada día más fuerte y más brillante".
La hasta entonces guerra fría pasó a agresión militar cuando el 15 de Abril aviones procedente de los Estados Unidos bombardearon los aeropuertos de La Habana, San Antonio de los baños y Santiago de Cuba en lo que fue el preludio a la invasión mercenaria por Playa Girón, en el sepelio de las víctimas de este suceso el 16 de Abril Fidel declaraba sabiamente el carácter socialista de la Revolución, emocionado y rebelde expreso:
"Lo que no pueden perdonarnos, que estemos ahí en sus narices ¡y que hayamos hecho una Revolución socialista en las propias narices de Estados Unidos (...) ¡Y que esa Revolución socialista la defendemos con esos fusiles ¡y que esa Revolución socialista la defendemos con el valor con que ayer nuestros artilleros antiaéreos acribillaron a balazos a los aviones agresores!".
"Aquí, frente a la tumba de los compañeros caídos; aquí, junto a los restos de los jóvenes heroicos, hijos de obreros e hijos de familias humildes, reafirmemos nuestra decisión, de que al igual que ellos pusieron su pecho a las balas, al igual que ellos dieron su vida, vengan cuando vengan los mercenarios, todos nosotros, orgullosos de nuestra Revolución, orgullosos de defender esta Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes, no vacilaremos, frente a quienes sean, en defenderla hasta nuestra última gota de sangre".
Consecuente con sus palabras y sus actos a pesar de la insistencia de sus compañeros de que no fuera hasta Matanzas donde se producía el desembarco mercenario allí estuvo presto a combatir junto a los milicianos. Uno de ellos, el joven Eduardo García, herido de muerte escribió con su sangre Fidel, como un mandato que cumplió toda la vida.
A las arenas de Girón partió el querido Comandante, a crecer como gigante a dejarnos su ejemplo imperecedero, desde un tanque aun impresiona su imagen rebelde y decisiva defendiendo junto al pueblo cada palmo de la tierra salvada.
Al conquistar la victoria el 19 de Abril, luego de 72 horas de épicos combates, Fidel no permitió que le felicitaran alegando: "A quien hay que felicitar es al pueblo; no es la victoria de un hombre o de un grupo de hombres, sino la victoria de un pueblo entero unido, firme y heroico".
"Los cubanos hoy somos una llama encendida que alumbra, una llama encendida que amenaza quemar la injusticia, una llama encendida que señala el camino de la liberación de los pueblos; además, una llama inapagable, una llama invencible, una llama cada día más fuerte y más brillante".
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