Santiago de Cuba, 11 mar.— El evento teórico del Festival de Documentales clausuró y quedan en las memoria la presentación de un novedoso proyecto que servirá como herramienta para facilitarles el trabajo a los realizadores y profesionales que se decidan por el mundo del audiovisual.
Encuadre-Cuba
de la Asociación Hermanos Saiz trascendió como uno de los aportes más
interesantes del joven talento a la realización audiovisual en Cuba.
México, Venezuela y Cuba se destacaron por la factura de sus realizaciones y el alcance académico de sus ponencias en este festival.
Desde su creación el Festival defiende la voluntad de llegar a los barrios y comunidades santiagueros. En esta edición, se exhibió el documental “Mi hermano Fidel” en la localidad como “la sierra chiquita” de Chicharrones. Cuando llegaron los realizadores, el público completaba casi todo el espacio del patio de la Escuela Primaria “Fernando Proll Céspedes” de la comunidad. Los vecinos buscaron alternativas para aliviar la escasa iluminación; no importó la irregularidad del terreno y la inquietud de algunos espectadores.
Una vez más el Festival cumplió la voluntad de ir a intrincadas geografías y la comunidad agradeció con lo más sincero y real de sus artistas. El documental “Mi hermano Fidel” pasó ante la mirada de varias generaciones de esta comunidad de más de 20 mil habitantes.
El testimonio mostró a los más jóvenes la misión de esta Revolución con los más humildes. Realidad que bien conoce Chicharrones al ver transformados sus espacios como esta escuela primaria. Esos niños que fueron público y artistas a la vez quieren ser médicos, maestros, cantantes y deportistas. Gracias al Santiago Álvarez, esa noche conocieron el significado de ser cineastas de una Revolución que acompaña a los humildes
México, Venezuela y Cuba se destacaron por la factura de sus realizaciones y el alcance académico de sus ponencias en este festival.
Desde su creación el Festival defiende la voluntad de llegar a los barrios y comunidades santiagueros. En esta edición, se exhibió el documental “Mi hermano Fidel” en la localidad como “la sierra chiquita” de Chicharrones. Cuando llegaron los realizadores, el público completaba casi todo el espacio del patio de la Escuela Primaria “Fernando Proll Céspedes” de la comunidad. Los vecinos buscaron alternativas para aliviar la escasa iluminación; no importó la irregularidad del terreno y la inquietud de algunos espectadores.
Una vez más el Festival cumplió la voluntad de ir a intrincadas geografías y la comunidad agradeció con lo más sincero y real de sus artistas. El documental “Mi hermano Fidel” pasó ante la mirada de varias generaciones de esta comunidad de más de 20 mil habitantes.
El testimonio mostró a los más jóvenes la misión de esta Revolución con los más humildes. Realidad que bien conoce Chicharrones al ver transformados sus espacios como esta escuela primaria. Esos niños que fueron público y artistas a la vez quieren ser médicos, maestros, cantantes y deportistas. Gracias al Santiago Álvarez, esa noche conocieron el significado de ser cineastas de una Revolución que acompaña a los humildes
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