Santiago de Cuba, 3 feb.— En Santiago de Cuba continúan los trabajos de ampliación del puerto Guillermón Moncada. La construcción de la nueva terminal multipropósito entraña soluciones novedosas en el campo de la ingeniería para lograr instalaciones de avanzada.
Es por ello que los portuarios
santiagueros más avezados y tradicionales no imaginaron nunca que en una
lengüeta de tierra baldía al otro lado del puerto pudiera estar el desarrollo
más avanzado en materia portuaria. A grandes pasos avanza la inversión
que ampliará las unidades de operaciones de Santiago de Cuba.
Todo marcha según el cronograma y la mayoría de sus constructores se han enfrentado a desafíos de ingeniería para que los obstáculos no se conviertan en atrasos.
Aunque la asesoría de la China Communication and construcción Company, una de las diez constructoras más prestigiosas del mundo, augura el levantamiento de una terminal estructuralmente sostenible y resistente, es la sapiencia de ingenieros cubanos como Ileana García Castro y el desempeño de los constructores santiagueros lo que hacen de esta obra una sólida inversión con un futuro promisorio.
“Los compañeros chinos son muy capaces y muy preparados. Pero nuestras experiencias en otras construcciones nacionales de trascendencia como la Zona de desarrollo del Mariel ha hecho que tengamos una visión exacta de nuestras necesidades”, expresa la Ingeniera García Castro quien explicó además que inicialmente estaba pactado un sistema para el asentamiento del muelle pero por ser esta una zona de relleno creada por el hombre en la década del 70 del pasado siglo fue necesario cambiar los proyectos.
Aquí los retos se suscitan por día. Desde el tratamiento de un suelo cenagoso y relleno de desechos naturales en sus inicios, hasta la fabricación de un hormigón de alta prestación tan resistente, que apenas un centímetro cuadrado de esta mezcla soporta más de 660 libras de peso.
Con un espacio limitado para la construcción en sí y los equipos que intervienen fue necesario buscar más allá de lo tradicional sin perder tiempo.
Para ello se precisó la construcción de un terraplén pidiéndole área prestada al mar pues acometer la construcción del muelle desde tierra es menos costoso que hacerlo con equipos marítimos.
Tantos esfuerzos buscan ganar para Santiago y para el resto del oriente una terminal capaz de operar buques de hasta 40 MIL toneladas y de manipular 565 MIL toneladas métricas de cargas múltiples.
Todo un portento productivo gracias a las soluciones más novedosas y al empeño de dos pueblos hermanos.
Todo marcha según el cronograma y la mayoría de sus constructores se han enfrentado a desafíos de ingeniería para que los obstáculos no se conviertan en atrasos.
Aunque la asesoría de la China Communication and construcción Company, una de las diez constructoras más prestigiosas del mundo, augura el levantamiento de una terminal estructuralmente sostenible y resistente, es la sapiencia de ingenieros cubanos como Ileana García Castro y el desempeño de los constructores santiagueros lo que hacen de esta obra una sólida inversión con un futuro promisorio.
“Los compañeros chinos son muy capaces y muy preparados. Pero nuestras experiencias en otras construcciones nacionales de trascendencia como la Zona de desarrollo del Mariel ha hecho que tengamos una visión exacta de nuestras necesidades”, expresa la Ingeniera García Castro quien explicó además que inicialmente estaba pactado un sistema para el asentamiento del muelle pero por ser esta una zona de relleno creada por el hombre en la década del 70 del pasado siglo fue necesario cambiar los proyectos.
Aquí los retos se suscitan por día. Desde el tratamiento de un suelo cenagoso y relleno de desechos naturales en sus inicios, hasta la fabricación de un hormigón de alta prestación tan resistente, que apenas un centímetro cuadrado de esta mezcla soporta más de 660 libras de peso.
Con un espacio limitado para la construcción en sí y los equipos que intervienen fue necesario buscar más allá de lo tradicional sin perder tiempo.
Para ello se precisó la construcción de un terraplén pidiéndole área prestada al mar pues acometer la construcción del muelle desde tierra es menos costoso que hacerlo con equipos marítimos.
Tantos esfuerzos buscan ganar para Santiago y para el resto del oriente una terminal capaz de operar buques de hasta 40 MIL toneladas y de manipular 565 MIL toneladas métricas de cargas múltiples.
Todo un portento productivo gracias a las soluciones más novedosas y al empeño de dos pueblos hermanos.
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