Santiago de Cuba, 17 feb.— Ante la imposibilidad de que un periodista cubano entrevistase a Fidel Castro en la Sierra Maestra, por la censura de prensa impuesta por el régimen batistiano, el Movimiento 26 de Julio se dio a la tarea de constatar con un reportero extranjero para que realizara esa importante labor,
que daría a conocer a Cuba y el mundo
que Fidel se encontraba vivo y luchando al frente del Ejército Rebelde
en las montañas orientales.
Fue a la señora Ruby Hart Philip, corresponsal del periódico norteamericano The New York Times en La Habana, a quien primero se le planteó esa misión para la cual ella se propuso, pero se descartó esa posibilidad dado su condición de mujer y lo difícil del ascenso a la montaña, además de que podía marcarse con el régimen batistiano y tomar represalia contra de ella.
Fue entonces que la señora Ruby conversó telefónicamente con Herbert L. Matthews, editorialista del New York Times sobre la realización de la entrevista y el viejo reportero olfateó que en ella tendría uno de esos llamados “palos periodísticos”, aceptando venir a Cuba adonde arribó el 10 de febrero de 1957, acompañado de su esposa Nancy, en lo que sería un supuesto viaje de placer a la isla.
En esos momentos Matthews estaba sobre los 60 años de edad, era jefe de la plana editorial del New York Times, donde se distinguía en la elaboración de editoriales y reportajes especiales sobre América Latina. Había sido corresponsal de guerra en varias ocasiones y ostentaba numerosos premios periodísticos importantes. Por ello era considerado como uno de los periodistas más prestigiosos e influyentes de Estados Unidos.
En la noche del 15 de febrero Matthews y su esposa fueron recogidos en el Hotel Sevilla donde se hospedaban, para iniciar un largo viaje por carretera hacia la ciudad de Manzanillo, donde lo esperaba el colaborador del Movimiento 26 de Julio, Felipe Guerra Matos, quien los trasladó hasta la Finca El Chorro, al sur de Purial de Jibacoa, vertiente norte de la Sierra Maestra, donde se efectuaría la célebre entrevista con el líder guerrillero Fidel Castro, en las primeras horas de la mañana del 17 de febrero de 1957.
Fidel y Matthews conversaron durante casi tres horas en uno de esos bohíos llamados vara en tierra, notándose que de inmediato el reportero del Times sintió una gran simpatía por el líder revolucionario y por la causa que él había emprendido por la libertad del pueblo.
Tan pronto se terminó el diálogo Matthews partió de regreso a Manzanillo, de ahí hacia Santiago de Cuba y al siguiente día hacia La Habana, saliendo ese mismo día hacia su país. Su esposa Nancy llevaba oculto en una faja los papeles escritos por el periodista en la Sierra Maestra y los rollos fotográficos obtenidos de la misma.
Días después, el 24 de febrero de 1957, Cuba y el mundo conocieron a través del periódico New York Times, reproducido por la prensa nacional, que Fidel se encontraba vivo y luchando en la Sierra Maestra, contrario a lo que había hecho creer el dictador Fulgencio Batista.
Fue a la señora Ruby Hart Philip, corresponsal del periódico norteamericano The New York Times en La Habana, a quien primero se le planteó esa misión para la cual ella se propuso, pero se descartó esa posibilidad dado su condición de mujer y lo difícil del ascenso a la montaña, además de que podía marcarse con el régimen batistiano y tomar represalia contra de ella.
Fue entonces que la señora Ruby conversó telefónicamente con Herbert L. Matthews, editorialista del New York Times sobre la realización de la entrevista y el viejo reportero olfateó que en ella tendría uno de esos llamados “palos periodísticos”, aceptando venir a Cuba adonde arribó el 10 de febrero de 1957, acompañado de su esposa Nancy, en lo que sería un supuesto viaje de placer a la isla.
En esos momentos Matthews estaba sobre los 60 años de edad, era jefe de la plana editorial del New York Times, donde se distinguía en la elaboración de editoriales y reportajes especiales sobre América Latina. Había sido corresponsal de guerra en varias ocasiones y ostentaba numerosos premios periodísticos importantes. Por ello era considerado como uno de los periodistas más prestigiosos e influyentes de Estados Unidos.
En la noche del 15 de febrero Matthews y su esposa fueron recogidos en el Hotel Sevilla donde se hospedaban, para iniciar un largo viaje por carretera hacia la ciudad de Manzanillo, donde lo esperaba el colaborador del Movimiento 26 de Julio, Felipe Guerra Matos, quien los trasladó hasta la Finca El Chorro, al sur de Purial de Jibacoa, vertiente norte de la Sierra Maestra, donde se efectuaría la célebre entrevista con el líder guerrillero Fidel Castro, en las primeras horas de la mañana del 17 de febrero de 1957.
Fidel y Matthews conversaron durante casi tres horas en uno de esos bohíos llamados vara en tierra, notándose que de inmediato el reportero del Times sintió una gran simpatía por el líder revolucionario y por la causa que él había emprendido por la libertad del pueblo.
Tan pronto se terminó el diálogo Matthews partió de regreso a Manzanillo, de ahí hacia Santiago de Cuba y al siguiente día hacia La Habana, saliendo ese mismo día hacia su país. Su esposa Nancy llevaba oculto en una faja los papeles escritos por el periodista en la Sierra Maestra y los rollos fotográficos obtenidos de la misma.
Días después, el 24 de febrero de 1957, Cuba y el mundo conocieron a través del periódico New York Times, reproducido por la prensa nacional, que Fidel se encontraba vivo y luchando en la Sierra Maestra, contrario a lo que había hecho creer el dictador Fulgencio Batista.
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