Por José Raúl Castillo Argüelles/Foto TV
Santiago de Cuba, 23 ene.— Haciendo añicos todos los pronósticos los Alazanes de Granma suscribieron una página gloriosa al proclamarse monarcas nacionales del béisbol cubano en la 56 Serie Nacional tras eliminar primero en semifinales a los súper favoritos Cocodrilos de Matanzas, equipo más ganador en preliminares con récord incluido, y luego a los Tigres de Ciego de Ávila, monarcas defensores y equipo de mayor estabilidad en la pelota doméstica en las últimas temporadas, que resultaron sometidos por la pujanza de los indomables granmenses, vencedores en los cuatro primeros juegos del play-off final.
El juego comenzó por cauce tranquilo con los abridores Erly Casanova (Ciego de Ávila) y Leandro Martínez (Granma)
imponiendo su ley desde el montículo a lo largo de todo el primer tercio, no fue sino en la parte alta del cuarto episodio cuando los avileños lograron inaugurar la pizarra gracias a par de boletos consecutivos concedidos por el zurdo local, unidos a un sencillo de Osvaldo Vázquez que empujó la primera del choque y sacó del box a Martínez.
Luego un fly de sacrificio de Raúl Valdés frente a un envío del relevista César García fijó la ventaja parcial de los Tigres: 2 x 0.
La respuesta de los adversarios no demoró en llegar. En el cierre de ese propio capítulo estrecharon la diferencia aprovechando el descontrol del pitcheo avileño: Casanova regaló tres boletos consecutivos: Paumier, Despaigne y Laza se posicionaron en las almohadillas y la situación de vida o muerte que encaraban los pupilos de Roger Machado llevó al mentor a convocar los prematuros servicios de su cerrador estelar, José Ángel García, movido de su rol habitual en desesperado intento por frenar a los Alazanes.
Sin embargo, García llegó con su pitcheo disperso y le regaló cuatro malas a Carlos Benítez lo que prococó que entrara el corredor de tercera en carrera forzada. Posteriormente el calificado relevista logró los tres outs sin permitir más anotaciones.
La sed de campeonato de los granmenses los hizo sacar dividendos por cualquier vía y así como lograron el descuento antes referido sin batear de jit, en el séptimo episodio consiguieron el empate de la mano de una costosa pifia del inicialista Eliecer Griñán (tomó el guante en reemplazo de Yorelvis Charles en esa propia entrada) que permitió la entrada en circulación de Guillermo Avilés; a lo que siguió sacrificio de Frank Camilo, wild pitch que adelantó a tercera al corredor desde donde anotó remolcado por oportuno jit a la banda derecha de Yoelkis Cépedes.
Por esa misma ruta, sacar provecho a todas las oportunidades, los Alazanes lograron inclinar la balanza a su favor en el cierre del octavo episodio: José Ángel García otorgó tres consecutivos (Despaigne, Laza y Benítez) que pusieron en ebullición al graderío.
Roger Machado apeló a Dachel Duquesne, ya sabemos que no se podía dejar nada para el mañana; pero Guillermo Avilés, uno de los más valiosos jugadores de los Alazanes en la postemporada, llegó al cajón de bateo estaca en mano y logró una conexión a las profundidades del jardín izquierdo que ganó categoría de fly de sacrificio y le abrió las puertas del home a Alfredo Despaigne con la carrera que a la postre decidió el choque.
Del resto se encargó el estelar cerrador Miguel Lahera (había sustituido a César García en el comienzo del octavo) quien logró a rítmo de conga los tres outs de la novena entrada para consagrar el decisivo triunfo y catapultar a los Alazanes al trono del béisbol cubano.
La algarabía en el Mártires de Barbados alcanzó proporciones de éxtasis ante el histórico resultado: primer cetro alcanzado por el territorio en los anales de nuestro certamen invernal.
Miguel Lahera archivó el éxito (7-4) y con el fracaso cargó José Ángel García (3-3), ambos refuerzo en las nóminas que disputaron el gallardete.
Santiago de Cuba, 23 ene.— Haciendo añicos todos los pronósticos los Alazanes de Granma suscribieron una página gloriosa al proclamarse monarcas nacionales del béisbol cubano en la 56 Serie Nacional tras eliminar primero en semifinales a los súper favoritos Cocodrilos de Matanzas, equipo más ganador en preliminares con récord incluido, y luego a los Tigres de Ciego de Ávila, monarcas defensores y equipo de mayor estabilidad en la pelota doméstica en las últimas temporadas, que resultaron sometidos por la pujanza de los indomables granmenses, vencedores en los cuatro primeros juegos del play-off final.
El juego comenzó por cauce tranquilo con los abridores Erly Casanova (Ciego de Ávila) y Leandro Martínez (Granma)
imponiendo su ley desde el montículo a lo largo de todo el primer tercio, no fue sino en la parte alta del cuarto episodio cuando los avileños lograron inaugurar la pizarra gracias a par de boletos consecutivos concedidos por el zurdo local, unidos a un sencillo de Osvaldo Vázquez que empujó la primera del choque y sacó del box a Martínez.
Luego un fly de sacrificio de Raúl Valdés frente a un envío del relevista César García fijó la ventaja parcial de los Tigres: 2 x 0.
La respuesta de los adversarios no demoró en llegar. En el cierre de ese propio capítulo estrecharon la diferencia aprovechando el descontrol del pitcheo avileño: Casanova regaló tres boletos consecutivos: Paumier, Despaigne y Laza se posicionaron en las almohadillas y la situación de vida o muerte que encaraban los pupilos de Roger Machado llevó al mentor a convocar los prematuros servicios de su cerrador estelar, José Ángel García, movido de su rol habitual en desesperado intento por frenar a los Alazanes.
Sin embargo, García llegó con su pitcheo disperso y le regaló cuatro malas a Carlos Benítez lo que prococó que entrara el corredor de tercera en carrera forzada. Posteriormente el calificado relevista logró los tres outs sin permitir más anotaciones.
La sed de campeonato de los granmenses los hizo sacar dividendos por cualquier vía y así como lograron el descuento antes referido sin batear de jit, en el séptimo episodio consiguieron el empate de la mano de una costosa pifia del inicialista Eliecer Griñán (tomó el guante en reemplazo de Yorelvis Charles en esa propia entrada) que permitió la entrada en circulación de Guillermo Avilés; a lo que siguió sacrificio de Frank Camilo, wild pitch que adelantó a tercera al corredor desde donde anotó remolcado por oportuno jit a la banda derecha de Yoelkis Cépedes.
Por esa misma ruta, sacar provecho a todas las oportunidades, los Alazanes lograron inclinar la balanza a su favor en el cierre del octavo episodio: José Ángel García otorgó tres consecutivos (Despaigne, Laza y Benítez) que pusieron en ebullición al graderío.
Roger Machado apeló a Dachel Duquesne, ya sabemos que no se podía dejar nada para el mañana; pero Guillermo Avilés, uno de los más valiosos jugadores de los Alazanes en la postemporada, llegó al cajón de bateo estaca en mano y logró una conexión a las profundidades del jardín izquierdo que ganó categoría de fly de sacrificio y le abrió las puertas del home a Alfredo Despaigne con la carrera que a la postre decidió el choque.
Del resto se encargó el estelar cerrador Miguel Lahera (había sustituido a César García en el comienzo del octavo) quien logró a rítmo de conga los tres outs de la novena entrada para consagrar el decisivo triunfo y catapultar a los Alazanes al trono del béisbol cubano.
La algarabía en el Mártires de Barbados alcanzó proporciones de éxtasis ante el histórico resultado: primer cetro alcanzado por el territorio en los anales de nuestro certamen invernal.
Miguel Lahera archivó el éxito (7-4) y con el fracaso cargó José Ángel García (3-3), ambos refuerzo en las nóminas que disputaron el gallardete.
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