Por Armando Fernández Martí
Santiago de Cuba, 21 dic.— Tras 17 días de angustiosa marcha con hambre, sed y perseguidos por el ejército, el 21 de diciembre de MIL 956, hace hoy 60 años, llegaron a la finca de mongo Pérez, en Purial de Vicana, otros siete expedicionarios del Granma al frente de los cuales se encontraba el Capitán Juan Almeida Bosque.
Santiago de Cuba, 21 dic.— Tras 17 días de angustiosa marcha con hambre, sed y perseguidos por el ejército, el 21 de diciembre de MIL 956, hace hoy 60 años, llegaron a la finca de mongo Pérez, en Purial de Vicana, otros siete expedicionarios del Granma al frente de los cuales se encontraba el Capitán Juan Almeida Bosque.
Ese grupo que había escapado de la
emboscada de Alegría de Pío el 5 de diciembre estaba integrado además de
Almeida, por Ernesto Guevara, Ramiro Valdés, Camilo Cienfuegos,
Reynaldo Benítez, Rafael Chao y Pancho González, quienes llegaron sin
armas al ser capturadas estas en la casa de un campesino donde las
habían guardado junto al expedicionario Pablo Hurtado, que había quedado
en ese lugar enfermo.
Ya desde el 12 de diciembre este grupo de expedicionarios habían llegado a una zona donde fueron recibidos por los campesinos, quienes les brindaron comida, los escondieron en varias casas separados para protegerlos hasta que hicieron contacto con Guillermo García, quien facilitó su traslado a la finca de Mongo Pérez.
En la noche del 20 de diciembre después de la comida y ante la no llegada del guía que debía trasladarlos a Cinco Palmas, el grupo de combatientes emprendió la marcha sin práctico y aunque se equivocaron varias veces de camino en horas de la madrugada del día 21 entraron a los cafetales de Mongo Pérez, donde los esperaba Fidel.
Con la llegada del grupo de Almeida a Cinco Palmas, el número de expedicionarios del Granma que se reencontraron en Purial de Vicana se elevó a quince.
Desde allí se estableció el nexo con el exterior, y se comenzó a sentir el aliento de Frank País y Celia Sánchez y a percibir el latido del Movimiento 26 de Julio en el país. Asimismo se recuperaron una parte de las armas extraviadas y se realizaban simulacros de combate como parte de los preparativos para en los días posteriores ascender a la Sierra Maestra y reiniciar la lucha.
A partir de estos momentos de los expedicionarios del Granma en Cinco Palmas, con Fidel al frente, se pudo apreciar claramente la voluntad inclaudicable de este grupo de hombres que teniendo fe en la justeza de su causa se consagraron a la tarea revolucionaria de libertar la Patria con espíritu de victoria.
Ya desde el 12 de diciembre este grupo de expedicionarios habían llegado a una zona donde fueron recibidos por los campesinos, quienes les brindaron comida, los escondieron en varias casas separados para protegerlos hasta que hicieron contacto con Guillermo García, quien facilitó su traslado a la finca de Mongo Pérez.
En la noche del 20 de diciembre después de la comida y ante la no llegada del guía que debía trasladarlos a Cinco Palmas, el grupo de combatientes emprendió la marcha sin práctico y aunque se equivocaron varias veces de camino en horas de la madrugada del día 21 entraron a los cafetales de Mongo Pérez, donde los esperaba Fidel.
Con la llegada del grupo de Almeida a Cinco Palmas, el número de expedicionarios del Granma que se reencontraron en Purial de Vicana se elevó a quince.
Desde allí se estableció el nexo con el exterior, y se comenzó a sentir el aliento de Frank País y Celia Sánchez y a percibir el latido del Movimiento 26 de Julio en el país. Asimismo se recuperaron una parte de las armas extraviadas y se realizaban simulacros de combate como parte de los preparativos para en los días posteriores ascender a la Sierra Maestra y reiniciar la lucha.
A partir de estos momentos de los expedicionarios del Granma en Cinco Palmas, con Fidel al frente, se pudo apreciar claramente la voluntad inclaudicable de este grupo de hombres que teniendo fe en la justeza de su causa se consagraron a la tarea revolucionaria de libertar la Patria con espíritu de victoria.
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