Santiago de Cuba, 27 dic.— Cuando el 27 de diciembre de 1958 el Ejército Rebelde tomaba por asalto la ciudad de Palma Soriano y los efectivos del régimen tiránico que la defendían doblegaron sus armas ante los insurgentes, la dictadura perdía a su bastión más importante entre las ciudades de Bayamo y Santiago de Cuba, por la carretera central, lo que le abría las puertas de la capital oriental a las fuerzas revolucionarias.
El ataque a Palma Soriano, situada a
sólo 46 kilómetros de Santiago de Cuba, se había iniciado en la mañana
del 23 de diciembre en una acción conjunta del Primer, Segundo y Tercer
Frentes del Ejército Rebelde que penetró en la ciudad, convirtiéndola en
un verdadero campo de batalla, luchándose en puntos como el central
azucarero, el cuartel, la jefatura de policía y los edificios que
rodeaban el Parque Central.
Durante cinco días, los efectivos del régimen, soldados, policía mansferreristas (Cuerpo paramilitar) y delatores llamados chivatos, opusieron una resistencia tenaz, contando además con los bombardeos y ametrallamientos de la aviación batistiana, para intimidar a los rebeldes y aterrorizar a la población civil.
El 27 de diciembre la ofensiva guerrillera cayó sobre el cuartel de la ciudad, utilizando morteros de 60 y 81 milímetros silenciando una ametralladora 50 que desde allí disparaba, lo que hizo que el jefe de la guarnición levantara bandera blanca ante el empuje del ataque rebelde, decretando la rendición de los 250 objetivos que defendían la instalación militar.
Sin embargo, un oficial de la tiranía con un grupo de soldados que tenía a su mando, se apoderaron de un almacén y lo convirtieron en refugio y trinchera, pero tampoco pudieron resistir el ataque de las fuerzas insurgentes y tras una fuerte resistencia se rindieron, obteniendo con ello los rebeldes, la victoria final.
En total en Palma Soriano fueron hechos prisioneros 350 soldados, mientras que el número de armas capturadas fue de 357, incluyendo armamento pesado que sirvieron para reforzar a las fuerzas rebeldes en lo que debía ser su último combate, en la otrora provincia de Oriente, en la ciudad de Santiago de Cuba.
Momentáneamente Palma Soriano se convirtió así hace 58 años, en la Primera Capital de la Revolución para orgullo de los habitantes de esa ciudad y hoy por hoy sigue siendo un baluarte de la provincia Santiago de Cuba, regida por el heroísmo y la rebeldía de sus hijos.
Durante cinco días, los efectivos del régimen, soldados, policía mansferreristas (Cuerpo paramilitar) y delatores llamados chivatos, opusieron una resistencia tenaz, contando además con los bombardeos y ametrallamientos de la aviación batistiana, para intimidar a los rebeldes y aterrorizar a la población civil.
El 27 de diciembre la ofensiva guerrillera cayó sobre el cuartel de la ciudad, utilizando morteros de 60 y 81 milímetros silenciando una ametralladora 50 que desde allí disparaba, lo que hizo que el jefe de la guarnición levantara bandera blanca ante el empuje del ataque rebelde, decretando la rendición de los 250 objetivos que defendían la instalación militar.
Sin embargo, un oficial de la tiranía con un grupo de soldados que tenía a su mando, se apoderaron de un almacén y lo convirtieron en refugio y trinchera, pero tampoco pudieron resistir el ataque de las fuerzas insurgentes y tras una fuerte resistencia se rindieron, obteniendo con ello los rebeldes, la victoria final.
En total en Palma Soriano fueron hechos prisioneros 350 soldados, mientras que el número de armas capturadas fue de 357, incluyendo armamento pesado que sirvieron para reforzar a las fuerzas rebeldes en lo que debía ser su último combate, en la otrora provincia de Oriente, en la ciudad de Santiago de Cuba.
Momentáneamente Palma Soriano se convirtió así hace 58 años, en la Primera Capital de la Revolución para orgullo de los habitantes de esa ciudad y hoy por hoy sigue siendo un baluarte de la provincia Santiago de Cuba, regida por el heroísmo y la rebeldía de sus hijos.
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