Santiago de Cuba, 7 sep.— El Museo de Historia Natural Tomás Romay, de Santiago de Cuba, a las puertas de su aniversario 50 el próximo 10 de octubre, está considerado la primera institución abierta, fuera de la capital, de lo que fuera la Academia de Ciencias de Cuba.
Perteneciente hoy al Ministerio de
Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente es para muchos de las instituciones
de mayor atracción del segmento infantil que recorre el Corredor
Patrimonial Las Enramadas, por lo interesante de sus exponentes.
Incluso, no pocos coinciden en afirmar que este constituye uno de los museos más visitados en la urbe oriental, que se distingue, además, por la labor educativa de sus especialistas, extensiva a planteles estudiantiles.
Por ello es reconocido como la Casa de la Educación Ambiental en el territorio santiaguero.
Próximo a cumplir cinco décadas, recibe una importante rehabilitación que incluye un nuevo diseño expositivo, más atractivo a los visitantes.
Por ejemplo, la planta baja, que se destinará a ese servicio con mil 400 metros cuadrados, tendrá cambios museográficos y museológicos, precisó el Doctor en Ciencias Eduardo René Portuondo, director del Centro Oriental de Ecosistemas y Biodiversidad (Bioeco), donde radica el inmueble.
Esas transformaciones, manifestó, están dirigidas a mostrar los valores de la naturaleza cubana, fundamentalmente del Oriente, con la incorporación de ecosistemas de la región y su flora y fauna.
La edificación, que data de 1938 con funciones de mercado hasta 1960, ha recibido varias reparaciones a partir de la inauguración del museo y la última de envergadura fue en 1987, de ahí la necesidad de las acciones actuales.
Estas incluyen arreglos en la cubierta, reconstrucción del falso techo y acondicionamiento de locales, ya que la segunda planta se destinará a oficinas administrativas y otras para los investigadores y museólogos del centro.
Con una ubicación privilegiada en el Centro Histórico, a pocos pasos de la Plaza de Marte, cuenta con un nuevo planetario gracias a un donativo de la alcaldía de Lamentin, en Martinica.
Sus trabajadores y directivos están ansiosos por la reapertura para nuevamente llenar sus áreas con niños, niñas y jóvenes y enseñarles a cuidar y amar la naturaleza.
Incluso, no pocos coinciden en afirmar que este constituye uno de los museos más visitados en la urbe oriental, que se distingue, además, por la labor educativa de sus especialistas, extensiva a planteles estudiantiles.
Por ello es reconocido como la Casa de la Educación Ambiental en el territorio santiaguero.
Próximo a cumplir cinco décadas, recibe una importante rehabilitación que incluye un nuevo diseño expositivo, más atractivo a los visitantes.
Por ejemplo, la planta baja, que se destinará a ese servicio con mil 400 metros cuadrados, tendrá cambios museográficos y museológicos, precisó el Doctor en Ciencias Eduardo René Portuondo, director del Centro Oriental de Ecosistemas y Biodiversidad (Bioeco), donde radica el inmueble.
Esas transformaciones, manifestó, están dirigidas a mostrar los valores de la naturaleza cubana, fundamentalmente del Oriente, con la incorporación de ecosistemas de la región y su flora y fauna.
La edificación, que data de 1938 con funciones de mercado hasta 1960, ha recibido varias reparaciones a partir de la inauguración del museo y la última de envergadura fue en 1987, de ahí la necesidad de las acciones actuales.
Estas incluyen arreglos en la cubierta, reconstrucción del falso techo y acondicionamiento de locales, ya que la segunda planta se destinará a oficinas administrativas y otras para los investigadores y museólogos del centro.
Con una ubicación privilegiada en el Centro Histórico, a pocos pasos de la Plaza de Marte, cuenta con un nuevo planetario gracias a un donativo de la alcaldía de Lamentin, en Martinica.
Sus trabajadores y directivos están ansiosos por la reapertura para nuevamente llenar sus áreas con niños, niñas y jóvenes y enseñarles a cuidar y amar la naturaleza.
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