Por María Elena López Jiménez
Santiago de Cuba, 13 jun.— El Caribe se extiende al mundo no solo como un espacio mágico de sol, añorado por quienes lo han conocido o nacido en esta geografía y andan por el mundo como quijotes trashumantes.
Santiago de Cuba, 13 jun.— El Caribe se extiende al mundo no solo como un espacio mágico de sol, añorado por quienes lo han conocido o nacido en esta geografía y andan por el mundo como quijotes trashumantes.
Es origen. Hoy me remito a un vocablo
que se extiende por la zona playera de España: el chiringuito,
establecimiento curioso y rudimentario que se conoce desde 1913 en la
playa de Sitges en Cataluña… Cuentan que fue un barcelonés retornado a
su tierra desde Cuba y quiso rendir homenaje a “la chiringa”, chiringo o
chorrito de café.
Fundó un pequeño merendero de venta del aromático líquido. Al paso del tiempo se fue ampliando, para ofertar todo tipo de bebidas y comidas rápidas. El nombre lo achicó el peninsular para recordar su paso por la isla caribeña.
En nuestro país y en Puerto Rico, Chiringa se le dice al papalote muy simple y pequeño, incluso en la hermana nación existe un festival dedicado a este sencillo entretenimiento infantil, y no podía faltar algo que los cubanos de hoy tenemos muy presente, cuando conceptuamos al agua de chiringa para apuntar a “algo desabrido”.
En 1983, el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española registró la palabra chiringuito como quiosco o puesto de bebidas al aire libre, aunque ya desde antes la definición de chiringo nombraba a lo pequeño, corto y escaso. Ejemplo: Esa prenda le queda chiringa. Otro significado de chiringo en el diccionario es vaso de aguardiente. Chiringo es también andrajo.
De la remembranza cubana: En la guardarrayas, en tiempo de zafra, nació el café carretero cuando en las madrugadas los hombres que acarreaban las cañas para el ingenio, colaban la sabrosa bebida a la manera montuna: 4 piedras de fogón y leña para el fuego, una olla o lata, con el agua y el polvo, guarapo o azúcar. Según algunos, se introducía un tizón para obtenerlo por decantación y según otros, se colaba con un empinao o calcetín como colador. Así aparecen las dos versiones de los viejos habitantes del batey azucarero.
En la actualidad, el primero, el catalán, inscribe en sus servilletas el titulo de “First chiringuito spain”, para marcar la diferencia. Se comenta que lo designó un escritor amante de Cuba. Amplia la información que éste fue destruido muchas veces por el mar y en 1949, en una de sus reconstrucciones, se le denominó como reza hoy.
Por aquella época, los periodistas e intelectuales, solían hacer de los cafés sus redacciones particulares y "El chiringuito" fue un centro especialmente visitado por los escritores de entonces. Uno de estos intelectuales era el reportero de La Vanguardia y Premio Nacional de periodismo César González Ruano, quien propuso el nombre para el merendero del abuelo de Juan Rubio, actual propietario del primer chiringuito de España.
Diferentes cronistas han escrito sobre el tema, destacando que el origen de la palabra chiringuito es muy curioso.
Proviene de los trabajadores de las plantaciones de caña de azúcar en Cuba durante el siglo XIX. En los descansos de sus duras jornadas de trabajo, solían tomar café, que preparaban presionando una media llena de dicha sustancia, de la que salía un chorro fino de líquido al que llamaban chiringo. Con el tiempo crearon el diminutivo que terminó designando a los quioscos improvisados, hechos con cañas y hojas, en los que tomaban su descanso y su café. Se afirma en algunos artículos que en México se le denomina con el apodo de "changarrito".
Otro comentarista, Jordi Siracusa,lo precisó así: “En Cuba y Puerto Rico se utiliza una voz puramente antillana, para referirse coloquialmente a algo pequeño, corto y escaso: chiringo o chiringa. Parece ser que, en el siglo XIX, cuando se pedía un café no demasiado largo o un chorrito de ron, se utilizaba esta palabra como acepción. Con el tiempo, el sustantivo en cuestión, degeneró en chiringuito y el nuevo vocablo sirvió para solicitar un aromático café cubano”.
Al paso del tiempo el acontecimiento se hizo canción certificando su existencia. Dice la letra de Georgie Dann lyrics: “El Chiringuito, el chiringuito. Yo tengo un chiringuito, a orilla de la playa. Lo tengo muy bonito y espero que tu vayas.
El Chiringuito, el chiringuito. Las chicas en verano no guisan ni cocinan. Se ponen como locas si prueban mi sardina. El Chiringuito, el chiringuito, el chiringuito…”
Fundó un pequeño merendero de venta del aromático líquido. Al paso del tiempo se fue ampliando, para ofertar todo tipo de bebidas y comidas rápidas. El nombre lo achicó el peninsular para recordar su paso por la isla caribeña.
En nuestro país y en Puerto Rico, Chiringa se le dice al papalote muy simple y pequeño, incluso en la hermana nación existe un festival dedicado a este sencillo entretenimiento infantil, y no podía faltar algo que los cubanos de hoy tenemos muy presente, cuando conceptuamos al agua de chiringa para apuntar a “algo desabrido”.
En 1983, el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española registró la palabra chiringuito como quiosco o puesto de bebidas al aire libre, aunque ya desde antes la definición de chiringo nombraba a lo pequeño, corto y escaso. Ejemplo: Esa prenda le queda chiringa. Otro significado de chiringo en el diccionario es vaso de aguardiente. Chiringo es también andrajo.
De la remembranza cubana: En la guardarrayas, en tiempo de zafra, nació el café carretero cuando en las madrugadas los hombres que acarreaban las cañas para el ingenio, colaban la sabrosa bebida a la manera montuna: 4 piedras de fogón y leña para el fuego, una olla o lata, con el agua y el polvo, guarapo o azúcar. Según algunos, se introducía un tizón para obtenerlo por decantación y según otros, se colaba con un empinao o calcetín como colador. Así aparecen las dos versiones de los viejos habitantes del batey azucarero.
En la actualidad, el primero, el catalán, inscribe en sus servilletas el titulo de “First chiringuito spain”, para marcar la diferencia. Se comenta que lo designó un escritor amante de Cuba. Amplia la información que éste fue destruido muchas veces por el mar y en 1949, en una de sus reconstrucciones, se le denominó como reza hoy.
Por aquella época, los periodistas e intelectuales, solían hacer de los cafés sus redacciones particulares y "El chiringuito" fue un centro especialmente visitado por los escritores de entonces. Uno de estos intelectuales era el reportero de La Vanguardia y Premio Nacional de periodismo César González Ruano, quien propuso el nombre para el merendero del abuelo de Juan Rubio, actual propietario del primer chiringuito de España.
Diferentes cronistas han escrito sobre el tema, destacando que el origen de la palabra chiringuito es muy curioso.
Proviene de los trabajadores de las plantaciones de caña de azúcar en Cuba durante el siglo XIX. En los descansos de sus duras jornadas de trabajo, solían tomar café, que preparaban presionando una media llena de dicha sustancia, de la que salía un chorro fino de líquido al que llamaban chiringo. Con el tiempo crearon el diminutivo que terminó designando a los quioscos improvisados, hechos con cañas y hojas, en los que tomaban su descanso y su café. Se afirma en algunos artículos que en México se le denomina con el apodo de "changarrito".
Otro comentarista, Jordi Siracusa,lo precisó así: “En Cuba y Puerto Rico se utiliza una voz puramente antillana, para referirse coloquialmente a algo pequeño, corto y escaso: chiringo o chiringa. Parece ser que, en el siglo XIX, cuando se pedía un café no demasiado largo o un chorrito de ron, se utilizaba esta palabra como acepción. Con el tiempo, el sustantivo en cuestión, degeneró en chiringuito y el nuevo vocablo sirvió para solicitar un aromático café cubano”.
Al paso del tiempo el acontecimiento se hizo canción certificando su existencia. Dice la letra de Georgie Dann lyrics: “El Chiringuito, el chiringuito. Yo tengo un chiringuito, a orilla de la playa. Lo tengo muy bonito y espero que tu vayas.
El Chiringuito, el chiringuito. Las chicas en verano no guisan ni cocinan. Se ponen como locas si prueban mi sardina. El Chiringuito, el chiringuito, el chiringuito…”
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