Plaza de la revolución

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domingo, 5 de junio de 2016

Dimensiones de una realidad, consumo audiovisual informal en Cuba


Dimensiones de una realidad, consumo audiovisual informal en CubaPor Dairon O. Caballero Heredia

Santiago de Cuba, 5 jun.— “Nuestra Belleza Latina VIP”, “Caso Cerrado”, “Sal y Pimienta”, “El gordo y la flaca”, con este y otros tantos programas, series, novelas, documentales, películas e informaciones llega el paquete semanal, un fuerte rival frente a la programación cubana institucional.

Entra todos los días a casa, en diversidad de formatos y soportes. Incluso ya se ha convertido en uno de los miembros más queridos en muchas familias, amparado sobre todo, por la necesidad de enajenación  y entretenimiento de las personas.

Y como consecuencia, hoy en Cuba es evidente que los modos de producir, circular y consumir cultura, han dado un giro de 360 grados.

Es una sociedad cada vez más acostumbrada a participar en la creación de su propio paquete de programas, diseñan su canal “a gusto del consumidor”  para verlo cuando más convenga, sin depender de políticas y medios tradicionales.

Una situación que evidencia el urgente imperativo de invertir más en la calidad de las producciones televisivas nacionales y tener una mayor capacidad creativa y originalidad.

Fundamentalmente porque es creciente la audiencia que por insatisfacciones prefiere por encima de la programación cubana, la visible calidad y derroche de tecnología, digna de imitar, de una parte de las propuestas del paquete, que en su mayoría son extranjeras.

Sin embargo, muchas de ellas llegan con el signo de lo banal o reproducen valores, patrones, gustos y actitudes ajenos a nuestra cultura. Es cierto, logran entretener pero verdaderamente qué aprendemos: ¿a competir sin importar a quien dañamos? A convertir chismes denigrantes en un show, a violar la privacidad del otro. Dónde queda la dignidad y ética humanas.

Siguen los cantos de sirena camuflados en historias de vida, en sueños hechos realidad y en la aparente libre determinación de las personas.

El paquete semanal no es el problema en sí, aclaro. Desde lo alternativo ya se ha expandido abiertamente y es imposible frenar tanta fuerza.  La preocupación radica en lo que se selecciona dentro de este como prioridad para socializar en la familia, en lo que ve y queda como enseñanza.

En este sentido la televisión cubana puede y debe coexistir con su competencia siempre que eduque también a través de lo visiblemente agradable.

Aún son bastante las causas que generan la popularidad del paquete semanal y su consumo informal, y mayores y más preocupantes sus consecuencias, pero esos son temas para próximos comentarios acerca de otras dimensiones de nuestra realidad.

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