Songo-La Maya, Santiago de Cuba, 18 jun.— “Lo grande de Descemer es que lo ha hecho todo”, me dijo William Vivanco una noche que en el Cerro descorchamos un par de rones Santiago y los bebíamos a sorbos largos entre canción y canción. La frase podría parecer muy pasada por alcohol, pero solo revisar el curriculum del músico nos hace pensar que en realidad el cantautor tiene un camino impresionante.
Si Descemer Bueno hubiera sido solo
miembro del grupo Columna B y Estado de Ánimo ya habría que decir que
estuvo en dos ensamble capitales del sonido cubano, grupos plantados en
todas las historias respetables de la música cubana en los últimos,
digamos 30 años. Columna B ha sido uno de los ensambles más respetados
de Cuba, Junto a Santiago Feliú y Gema y Pavel Estado de Ánimo hizo
época y ahí tuvo como compañeros de fila a figuras como Dafnis Prieto,
Ihosvani Terri o Robertico Carcassés y Equis Alfonso.
Pero es que Descemer además formó parte, y muy importante, del grupo Yerba Buena, muchos de los arreglos, temas y producciones de ese ensamble llevaban su firma. Se fue de esa agrupación y fundó Siete Rayo, quizá un segundo tropiezo, pero no le bastó e hizo un disco reseñado por New York Times como joya digna de cualquier amante del sonido de este mundo, eran boleros para Fernando Álvarez, boleros que han continuado sondando bajo el título de Sé feliz.
No le bastó y vino a su isla a producir discos de Diana Fuentes, Yusa, Haydée Milanés, Kelvis Ochoa o William Vivanco.
Busque en la discografía de cada uno y verá que lo arreglado o producido y, muchas veces, tocado por este hombre es inolvidable.
Como si fuera poco Descemer consiguió otras figuras y les coloco otros boleros en la voz, y cantó él mismo y compuso la banda sonora de Habana Blues y se alzó con un Goya, grabó un disco de duetos y se colocó como una suerte de rey midas entre los cubanos, pocos quedaron fuera del influjo de su fonograma Bueno.
Pero no fue todo, Descemer se decidió a llegar a las multitudes aún cuando tuviera que renunciar a muchas de sus mejores metáforas o giros melódicos o intimidades criollas.
En una entrevista que le hice en 2012 me decía: “Lo que más me importa es llegar a los jóvenes”, y llegó.
A Rusia Today le dijo en una polémica entrevista que no podía poner en la música de hoy toda su cultura y es verdad.
Hoy las baladas le hacen bien, ya venden por montón. A mí muchas me parecen menores, pero este hombre ha llegado al billón de reproducciones en YouTube y detrás o en todos lados, tiene esas libélulas que le acompañan, ese bajo anclado a la mitad, esos discos que llevan su sello y Vivanco tiene razón: “Este tipo lo ha hecho todo”, y parece que la mayoría de las cosas, le quedan bien.
Pero es que Descemer además formó parte, y muy importante, del grupo Yerba Buena, muchos de los arreglos, temas y producciones de ese ensamble llevaban su firma. Se fue de esa agrupación y fundó Siete Rayo, quizá un segundo tropiezo, pero no le bastó e hizo un disco reseñado por New York Times como joya digna de cualquier amante del sonido de este mundo, eran boleros para Fernando Álvarez, boleros que han continuado sondando bajo el título de Sé feliz.
No le bastó y vino a su isla a producir discos de Diana Fuentes, Yusa, Haydée Milanés, Kelvis Ochoa o William Vivanco.
Busque en la discografía de cada uno y verá que lo arreglado o producido y, muchas veces, tocado por este hombre es inolvidable.
Como si fuera poco Descemer consiguió otras figuras y les coloco otros boleros en la voz, y cantó él mismo y compuso la banda sonora de Habana Blues y se alzó con un Goya, grabó un disco de duetos y se colocó como una suerte de rey midas entre los cubanos, pocos quedaron fuera del influjo de su fonograma Bueno.
Pero no fue todo, Descemer se decidió a llegar a las multitudes aún cuando tuviera que renunciar a muchas de sus mejores metáforas o giros melódicos o intimidades criollas.
En una entrevista que le hice en 2012 me decía: “Lo que más me importa es llegar a los jóvenes”, y llegó.
A Rusia Today le dijo en una polémica entrevista que no podía poner en la música de hoy toda su cultura y es verdad.
Hoy las baladas le hacen bien, ya venden por montón. A mí muchas me parecen menores, pero este hombre ha llegado al billón de reproducciones en YouTube y detrás o en todos lados, tiene esas libélulas que le acompañan, ese bajo anclado a la mitad, esos discos que llevan su sello y Vivanco tiene razón: “Este tipo lo ha hecho todo”, y parece que la mayoría de las cosas, le quedan bien.
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