Santiago
de Cuba, 9 abr.— La huelga general revolucionaria convocada por el
Movimiento 26 de Julio para el 9 de abril de 1958, pudo haber sido un
método eficaz para derrotar a la dictadura de Fulgencio Batista, sin
embargo, su fracaso mostró que por diversos factores no existían en ese
momento las condiciones objetivas y subjetivas para convertir ese paro
en una victoria popular.
En el libro cien Horas con Fidel,
publicado hace unos años, el Comandante en Jefe reflexionó sobre esta
huelga del 9 de abril de 1958 señalando, que el mando rebelde no estaba
de acuerdo con ese paro por considerar que el movimiento obrero no
estaba debidamente preparado para la huelga, además de que existían
algunas divisiones en el seno de la clase obrera e incluso, exclusión de
los cuadros comunistas con los cuales había prejuicio.
Por tal motivo, la dirección del Movimiento 26 de Julio criticó al mando rebelde de la Sierra Maestra señalando que no estaba consciente del grado de madurez que ya tenía el proceso revolucionario. No obstante, el Comandante en Jefe Fidel Castro suscribió la convocatoria a la huelga por la seguridad que le transmitió la dirección del movimiento, siendo apoyad el paro con la realización de fuertes acciones militares contra las fuerzas enemigas en el territorio montañoso.
Puede decirse en ese sentido que la huelga del 9 de abril fue un rotundo fracaso y solo fue apoyada en algunas ciudades y pueblos del país, aunque no lo suficiente como para remover los cimientos de la dictadura y mucho menos derrocarla. Sin embargo, el costo en vidas fue valioso con la muerte de más de un centenar de combatientes revolucionarios.
Este fracaso de la huelga general de abril de 1958 envalentonó a las fuerzas de la dictadura, que se percataron de la desmoralización que produjo en las filas revolucionarias el descalabro del paro, y lanzó una poderosa ofensiva contra el Ejército Rebelde en la Sierra Maestra con el empleo de más de 10 mil soldados, mientras que la guerrilla en ese entonces apenas llegaba a los 300 combatientes.
Tales hechos condujeron a una importante reunión convocada por Fidel el 3 de mayo de 1958 en la Sierra Maestra, con la participación de la Dirección Nacional del Movimiento 26 de julio, donde después de valorar los errores cometidos y las discrepancias existentes entre la dirección clandestina y guerrillera, se acordó instituir un mando único que sería ejercido por el Comandante en Jefe Fidel Castro, sabia decisión que cambió, no solo la concepción revolucionaria de la lucha, sino el método de conducirla, permitiendo al Ejército Rebelde pasar a la contraofensiva contra las fuerzas del tirano.
Esa fue la experiencia positiva que aportó a la Revolución la huelga general ocurrida el 9 de abril de 1958, hace hoy 58 años, no obstante su fracaso como método para derrotar la dictadura.
Por tal motivo, la dirección del Movimiento 26 de Julio criticó al mando rebelde de la Sierra Maestra señalando que no estaba consciente del grado de madurez que ya tenía el proceso revolucionario. No obstante, el Comandante en Jefe Fidel Castro suscribió la convocatoria a la huelga por la seguridad que le transmitió la dirección del movimiento, siendo apoyad el paro con la realización de fuertes acciones militares contra las fuerzas enemigas en el territorio montañoso.
Puede decirse en ese sentido que la huelga del 9 de abril fue un rotundo fracaso y solo fue apoyada en algunas ciudades y pueblos del país, aunque no lo suficiente como para remover los cimientos de la dictadura y mucho menos derrocarla. Sin embargo, el costo en vidas fue valioso con la muerte de más de un centenar de combatientes revolucionarios.
Este fracaso de la huelga general de abril de 1958 envalentonó a las fuerzas de la dictadura, que se percataron de la desmoralización que produjo en las filas revolucionarias el descalabro del paro, y lanzó una poderosa ofensiva contra el Ejército Rebelde en la Sierra Maestra con el empleo de más de 10 mil soldados, mientras que la guerrilla en ese entonces apenas llegaba a los 300 combatientes.
Tales hechos condujeron a una importante reunión convocada por Fidel el 3 de mayo de 1958 en la Sierra Maestra, con la participación de la Dirección Nacional del Movimiento 26 de julio, donde después de valorar los errores cometidos y las discrepancias existentes entre la dirección clandestina y guerrillera, se acordó instituir un mando único que sería ejercido por el Comandante en Jefe Fidel Castro, sabia decisión que cambió, no solo la concepción revolucionaria de la lucha, sino el método de conducirla, permitiendo al Ejército Rebelde pasar a la contraofensiva contra las fuerzas del tirano.
Esa fue la experiencia positiva que aportó a la Revolución la huelga general ocurrida el 9 de abril de 1958, hace hoy 58 años, no obstante su fracaso como método para derrotar la dictadura.
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