Por José Raúl Castillo Argüelles
Santiago de Cuba, 18 abr.— El equipo Tigres de Ciego de Ávila, campeón defensor, derrotó categóricamente al retador Vegueros de Pinar del Río con pizarra de 8 carreras por cero en el séptimo juego del play-off final y logró así su tercer título en el béisbol cubano, los dos últimos de forma consecutiva.
Santiago de Cuba, 18 abr.— El equipo Tigres de Ciego de Ávila, campeón defensor, derrotó categóricamente al retador Vegueros de Pinar del Río con pizarra de 8 carreras por cero en el séptimo juego del play-off final y logró así su tercer título en el béisbol cubano, los dos últimos de forma consecutiva.
Después de perder una ventaja que en su momento pareció acortarles el camino hacia el trono, las huestes de Roger
Machado tuvieron que bregar hasta el séptimo y último juego pero supieron reaccionar a la hora buena y doblegaron a la inspirada tropa de Jorge Ricardo Gallardo para coronar triunfalmente una excelente temporada en la que sostenidamente mostraron su liderazgo.
El ataque de su sólida artillería puso en ventaja a los Tigres al cerrar el primer tercio de juego tras anotar dos veces gracias a la articulación de un boleto, un wild pitch, sencillo de José Adolis que abrió el marcador y doblete de Yoelvis Fiss que empujó la otra; conexión esta última que decretó la salida del montículo del abridor y perdedor Erlis Casanova (8-7), quien estuvo lejos de su mejor forma y se fue a las duchas con dos limpias en dos y dos tercios de actuación, así como cuatro imparables permitidos.
En el cierre del quinto volvieron a la carga y sacaron del box a Vladimir Baños, sustituto de Casanova. Después de dos outs Fiss largó su segundo doblete de la noche, Osvaldo Vázquez lo empujó con cañonazo al centro y Guillermo Avilés provocó un estremecimiento del estadio José Ramón Cepero con estacazo de vuelta completa que puso la pizarra 5 x 0.
No conformes con esa ventaja, tanto más abrumadora debido al dominio ejercido por Dachel Duquesne, los Tigres
dieron un último zarpazo de tres carreras en el cierre del sexto: dos propulsadas por Luís Robert Moirán con biangular (estaban en circulación Yeniet Pérez y Raúl González, ambos por jit) y la otra remolcada por José Adolis con rolata por el box. Estas últimas carreras al expediente del relevista Frank Medina, tercer apagafuegos empleado por el alto mando pinareño. El último en trepar a la lomita fue Yaifredo Domínguez, autor de hermético trabajo en tres episodios.
Por su parte Dachel Duquesne (12-6) le colgó siete ceros a los Vegueros con apenas seis incogibles admitidos y dejó a Yunier Cano con la encomienda de completar el juego, cosa que el cerrador cumplió a las mil maravillas para rubricar esta lechada a dos manos y consagrar la importante victoria que le dio un nuevo campeonato al beisbol avileño.
Los más sobresalientes a la ofensiva por el bando ganador fueron Guillermo Avilés (4-2, jonrón, dos impulsadas, una anotada), Yoelvis Fiss (4-2, dos dobletes, una impulsada y una anotada), Luís Robert Moirán (5-1, doblete, dos impulsadas, una anotada), José Adolis García (4-1, dos impulsadas, una anotada) y Osvaldo Vázquez (4-3, una impulsada, una anotada).
Termina un campeonato atípico por las numerosas interrupciones en el calendario pero que tuvo un final muy emotivo: de una parte la confirmación de un campeón que salió al ruedo acompañado siempre por un indiscutido y merecido favoritismo y de la otra, el indudable protagonismo de Pinar del Río que murió con las botas puestas y le dio mucho
brillo a la porfía con su indoblegable espíritu de combate.
Ahora el compás de espera para la 56 Serie Nacional, certamen que nuevamente anticipa cambios estructurales en este
largo y tortuoso camino en búsqueda de la fórmula que definitivamente estabilice al principal evento deportivo del país.
Machado tuvieron que bregar hasta el séptimo y último juego pero supieron reaccionar a la hora buena y doblegaron a la inspirada tropa de Jorge Ricardo Gallardo para coronar triunfalmente una excelente temporada en la que sostenidamente mostraron su liderazgo.
El ataque de su sólida artillería puso en ventaja a los Tigres al cerrar el primer tercio de juego tras anotar dos veces gracias a la articulación de un boleto, un wild pitch, sencillo de José Adolis que abrió el marcador y doblete de Yoelvis Fiss que empujó la otra; conexión esta última que decretó la salida del montículo del abridor y perdedor Erlis Casanova (8-7), quien estuvo lejos de su mejor forma y se fue a las duchas con dos limpias en dos y dos tercios de actuación, así como cuatro imparables permitidos.
En el cierre del quinto volvieron a la carga y sacaron del box a Vladimir Baños, sustituto de Casanova. Después de dos outs Fiss largó su segundo doblete de la noche, Osvaldo Vázquez lo empujó con cañonazo al centro y Guillermo Avilés provocó un estremecimiento del estadio José Ramón Cepero con estacazo de vuelta completa que puso la pizarra 5 x 0.
No conformes con esa ventaja, tanto más abrumadora debido al dominio ejercido por Dachel Duquesne, los Tigres
dieron un último zarpazo de tres carreras en el cierre del sexto: dos propulsadas por Luís Robert Moirán con biangular (estaban en circulación Yeniet Pérez y Raúl González, ambos por jit) y la otra remolcada por José Adolis con rolata por el box. Estas últimas carreras al expediente del relevista Frank Medina, tercer apagafuegos empleado por el alto mando pinareño. El último en trepar a la lomita fue Yaifredo Domínguez, autor de hermético trabajo en tres episodios.
Por su parte Dachel Duquesne (12-6) le colgó siete ceros a los Vegueros con apenas seis incogibles admitidos y dejó a Yunier Cano con la encomienda de completar el juego, cosa que el cerrador cumplió a las mil maravillas para rubricar esta lechada a dos manos y consagrar la importante victoria que le dio un nuevo campeonato al beisbol avileño.
Los más sobresalientes a la ofensiva por el bando ganador fueron Guillermo Avilés (4-2, jonrón, dos impulsadas, una anotada), Yoelvis Fiss (4-2, dos dobletes, una impulsada y una anotada), Luís Robert Moirán (5-1, doblete, dos impulsadas, una anotada), José Adolis García (4-1, dos impulsadas, una anotada) y Osvaldo Vázquez (4-3, una impulsada, una anotada).
Termina un campeonato atípico por las numerosas interrupciones en el calendario pero que tuvo un final muy emotivo: de una parte la confirmación de un campeón que salió al ruedo acompañado siempre por un indiscutido y merecido favoritismo y de la otra, el indudable protagonismo de Pinar del Río que murió con las botas puestas y le dio mucho
brillo a la porfía con su indoblegable espíritu de combate.
Ahora el compás de espera para la 56 Serie Nacional, certamen que nuevamente anticipa cambios estructurales en este
largo y tortuoso camino en búsqueda de la fórmula que definitivamente estabilice al principal evento deportivo del país.
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