Santiago de Cuba, 6 mar.— Antiguos inmuebles de la Calle gallo acogen desde hace 12 años la Escuela Taller Ugo Luisi, perteneciente a la Oficina del Conservador de la Ciudad de Santiago de Cuba. Cerca de 150 jóvenes estudian aquí cada año especialidades de restauración que devuelven la vitalidad a instalaciones emblemáticas de esta urbe centenaria.
“En principio, nosotros somos formadores sociales – nos dice con orgullo Osvaldo Pérez Bell, director en funciones de la institución-. Esta escuela se nutre de jóvenes desvinculados, jóvenes que han pasado tiempo sin estudiar.”
También nos enseñan a ser mejor persona, ya que nos enseñan a relacionarnos bien con otras personas, con los mismos profesores, con los estudiantes, con la sociedad.”
Muchas historias hay detrás de las motivaciones de estos muchachos para ingresar en la escuela, pero todas tienen algún noble principio.
Pero esta escuela multiplica sus muros y lleva la enseñanza a cuestas para “aprender haciendo”. Pérez Bell nos lo explica desde su experiencia: “Se ve dondequiera que nosotros interactuamos. Por ejemplo, en las obras del 500, que fueron obras muy medulares. Es el caso de la Sala de Artes Decorativas, un lugar emblemático de Santiago de Cuba.
El antiguo Club San Carlos, que alberga el salón barroco más importante de la Villa, o la farmacia Bottino, primer edificio electrificado de la ciudad, que retoma sus servicios de medicamentos homeopáticos como en el siglo XIX, son muestras evidentes.
2016 promete ser otro año importante para la preservación de los valores patrimoniales de la séptima villa. La Oficina del Conservador de la Ciudad apuesta cada día por estos muchachos para reconstruir el pasado desde el futuro.
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