Por Noris Rosado Figueredo
Santiago de Cuba, 17 ene.— La población cubana es una de las más escolarizada de América Latina, sin embargo, en los últimos años, no se corresponde este alto índice tan importante, con el comportamiento de un gran número de ciudadanos, que han olvidado los valores morales y de convivencia.
Santiago de Cuba, 17 ene.— La población cubana es una de las más escolarizada de América Latina, sin embargo, en los últimos años, no se corresponde este alto índice tan importante, con el comportamiento de un gran número de ciudadanos, que han olvidado los valores morales y de convivencia.
Las nuevas generaciones, sin
generalizar, no quieren reconocer las palabras mágicas que padres y
abuelos han cultivado, como son permiso, buenos días, buenas tardes o
buenas noches, según el caso. No dan las gracias ni se disculpan ante
algún hecho poco educado.
Otro mal social y bien desagradable, tanto en el hogar como en la calle, son las palabras obscenas. Muy de modas. Ya no se califica a la gente de buena, mala o regular. Se designan, al decir del Dúo musical Buena Fe, con la constante “Pi”, que muchos conocimos en matemática y ahora, se emplea en el argot popular.
Con respecto a este tema, podemos señalar, que algunas familias, consideran una “gracia”, el hecho de que los niños y las niñas profieran una mala palabra, hecho que lejos de agradar, dejan una mala impresión en los mayores. ¿ cómo es posible que padres y maestros no se percaten de esa situación y sean tan tolerantes?
Muy a menudo llegamos a una institución de cualquier sector, y escuchamos, incluso, a profesionales decir palabrotas y disparates, nada agradables . Ante esta situación, nos preguntamos, ¿ dónde están la ética y el respeto?¿han olvidado que eso afecta el buen comportamiento ciudadano?.
Con respecto a la cortesía, hay mucho traje por donde cortar. Por ejemplo, muchos hombres y jóvenes, ven a una mujer embarazada o con niños en los brazos y se hacen los desentendidos y no les brindan el asiento. Tampoco se sensibilizan al ver un anciano o un discapacitado. Tal parece que viven en otra galaxia. Sin embargo, no tienen en cuenta que ellos o ellas, o algún familiar, pueden encontrarse en esa situación.
Justo, en estos tiempos, se hace necesario, hacer un llamado , a grandes y chicos, jóvenes y viejos, mujeres y hombres, para hacer de la convivencia algo agradable, que nos permita sentirnos mejor y más humanos.
Otro mal social y bien desagradable, tanto en el hogar como en la calle, son las palabras obscenas. Muy de modas. Ya no se califica a la gente de buena, mala o regular. Se designan, al decir del Dúo musical Buena Fe, con la constante “Pi”, que muchos conocimos en matemática y ahora, se emplea en el argot popular.
Con respecto a este tema, podemos señalar, que algunas familias, consideran una “gracia”, el hecho de que los niños y las niñas profieran una mala palabra, hecho que lejos de agradar, dejan una mala impresión en los mayores. ¿ cómo es posible que padres y maestros no se percaten de esa situación y sean tan tolerantes?
Muy a menudo llegamos a una institución de cualquier sector, y escuchamos, incluso, a profesionales decir palabrotas y disparates, nada agradables . Ante esta situación, nos preguntamos, ¿ dónde están la ética y el respeto?¿han olvidado que eso afecta el buen comportamiento ciudadano?.
Con respecto a la cortesía, hay mucho traje por donde cortar. Por ejemplo, muchos hombres y jóvenes, ven a una mujer embarazada o con niños en los brazos y se hacen los desentendidos y no les brindan el asiento. Tampoco se sensibilizan al ver un anciano o un discapacitado. Tal parece que viven en otra galaxia. Sin embargo, no tienen en cuenta que ellos o ellas, o algún familiar, pueden encontrarse en esa situación.
Justo, en estos tiempos, se hace necesario, hacer un llamado , a grandes y chicos, jóvenes y viejos, mujeres y hombres, para hacer de la convivencia algo agradable, que nos permita sentirnos mejor y más humanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario