Por Marlene Montoya/ Foto Internet
Santiago de Cuba, 31 ene.— El relevo de los restauradores encargados de conservar el patrimonio edificado en esta ciudad, con medio milenio de fundada, se forma en la Escuela Taller Ugo Luisi, que cumplió 12 años de abierta el 28 de enero.
Santiago de Cuba, 31 ene.— El relevo de los restauradores encargados de conservar el patrimonio edificado en esta ciudad, con medio milenio de fundada, se forma en la Escuela Taller Ugo Luisi, que cumplió 12 años de abierta el 28 de enero.
Hoy en sus aulas se forman 180 muchachas y muchachos en las especialidades de electricidad, albañilería, herrería, plomería y carpintería, conocimientos que reciben bajo el principio de \"Aprender haciendo\", al combinar la teoría y la práctica.
La obra insignia de alumnos y profesores es la rehabilitación de la farmacia Bottino, que en el siglo XIX se dedicó a la medicina homeopática.
Tienen a su cargo, además, la restauración de la cubierta de tejas conformadas de zinc del Museo La Isabelica, en la Gran Piedra, cuya fachada muestra la placa de Patrimonio de la Humanidad del Paisaje Arqueológico de las primeras plantaciones de café en el sudeste de Cuba.
Osvaldo Pérez Bell, director en funciones del plantel, detalló a la Agencia Cubana de Noticias que allí realizan igualmente acciones de albañilería, pintura y reparación de puertas.
Muy pronto, dijo, entrarán en el único ejemplar que queda en Santiago de Cuba con balconaje francés, en la intersección de la calle Enramadas y la avenida Jesús Menéndez, como parte de la reanimación de la zona baja de la urbe oriental.
Los educandos se encargarán de toda la parte eléctrica e hidrosanitaria del inmueble de madera, al que se devuelve su belleza arquitectónica, casi a punto de concluirse.
Su presencia se hace sentir en una vivienda particular conocida como la “casa de los cinco picos”, en el entronque de Punta Gorda, con una arquitectura de varios estilos y que queda solo en su tipo.
La “Ugo Luis” lleva el nombre de un escultor italiano, que legó a la cabecera provincial varias obras de arte, entre esas el primer busto que tuvo la ciudad de José Martí y una del poeta José María Heredia, emplazado en la rotonda de la barriada de Vista Alegre.
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