Plaza de la revolución

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martes, 20 de octubre de 2015

Gente de Santiago: Mi cartero



Por Noris Rosado Figueredo/Foto INTERNET

Santiago de Cuba, 20 oct.— El día 9 de octubre, mi cartero llegó unas horas más tarde de lo acostumbrado. Sorprendida le pregunté qué había sucedido, pues él es muy formal y disciplinado. ¡Sorpresa!, ”Señora, llegue un poco tarde, porque me eligieron como destacado para participar en el acto por el Día Internacional del Correo”. Esa fue su respuesta. Lo felicité y conversamos por unos minutos y me confesó que además, era internacionalista y que escribió un diario durante su estancia en Angola.

Lo anterior me llamó mucho la atención, pues mi cartero, quien se nombra Onar Quintana López, tiene 47 años, y es muy educado. Me da los buenos días o las buenas tardes. Me pregunta si deseo alguna otra publicación, pues hace gestión de venta, a diferencia de otros compañeros del giro.

El pertenece  al correo de la zona postal 2, conocido como el correo de Carretera de El Morro. Nuestra conversación, repito, no fue muy larga, pues él tenía que cumplir su tarea del día, pero le dije que me trajera su diario de “guerra”.

Cuando Onar cumplió su misión internacionalista, en el hermano país africano, era muy joven. Allí se creció y comprendió que de esa forma se saldaba nuestra deuda con la humanidad.

Este hombre jovial, me contó que ha trabajado en diferentes oficios, que es rotulista y que le gusta la artesanía, que ha trabajado con yeso, madera y otros materiales, pero que no ha contado con un proyecto donde pueda superarse y hacer obras de mayor calidad.

Volvimos al tema de su labor como cartero y dice que lo más difícil, es la carga, pues lleva en su bolso todo tipo de publicación, reparte giros, realiza pagos a jubilados, y más, por lo que generalmente, en el andar diario, lo castiga el sol de Santiago de Cuba, que es bien fuerte y picante.

Para Onar Quintana López, lo más fácil del trabajo es la rapidez con que hace amistad con los usuarios, el respeto y el cariño que le profesan, lo que hace que al otro día regrese con mayor disposición, porque así son la gente de Santiago de Cuba, como su ciudad: rebelde, hospitalario y heroica.

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