Por Armando Fernández Martí
Santiago de Cuba, 17 oct.— De acuerdo a lo establecido en 1992 por la Asamblea General de las Naciones Unidas cada 17 de octubre se celebra el Día Mundial para la erradicación de la pobreza, un mal social que afecta hoy a no menos de 2 mil millones de personas, es decir, dos tercios de la población del planeta tierra.
Santiago de Cuba, 17 oct.— De acuerdo a lo establecido en 1992 por la Asamblea General de las Naciones Unidas cada 17 de octubre se celebra el Día Mundial para la erradicación de la pobreza, un mal social que afecta hoy a no menos de 2 mil millones de personas, es decir, dos tercios de la población del planeta tierra.
Sin embargo, en ese entonces sumaban 995
millones los pobres del mundo, cifra que hoy, 23 años después, se ha
duplicado a pesar de los esfuerzos de la ONU y sus organismos por
erradicar ese flagelo humano.
Podríamos preguntarnos, ¿Qué ha pasado que lejos de disminuir la pobreza ha aumentado? La respuesta a ello serían muchas, pero entre las principales figuran, el desempleo, las guerras, las emigraciones del campo a la ciudad y las medidas de austeridad que el Fondo Monetario Internacional impone a algunas naciones para rescatar sus economías de la bancarrota, como hoy son los casos de España, Portugal y Grecia.
En el año 2000 las Naciones Unidas incluyó entre los objetivos del milenio hasta el 2015 la erradicación de la pobreza, pero eso fue una quimera porque faltó lo principal, la voluntad política del mundo, sobre todo de los países ricos o industrializados para enfrentar ese mal social que denigra la existencia de una de cada cinco personas que habitan el mundo de hoy.
En la recién finalizada Cumbre Mundial post-desarrollo hasta el 2030, la erradicación de la pobreza figura entre uno de los 17 objetivos a alcanzar para ese año. Pero como expresara en el mismo foro el presidente cubano, General de Ejército Raúl Castro Ruz: “Si queremos un mundo habitable, de paz y concordia entre las naciones, de democracia, justicia social, dignidad y respeto a los derechos humanos de todos, tendremos que adoptar cuanto antes compromisos tangibles en materia de ayuda al desarrollo”.
Y más adelante señaló Raúl: “Los países industrializados deberían aceptar su deuda histórica y ejercer el principio de responsabilidades comunes. No puede esgrimirse como pretexto la falta de recursos, cuando se invierten mil 700 millones de millones de dólares anuales en gastos militares, sin cuya reducción no serían posible el desarrollo ni una paz estable u duradera”.
Cuba que cumplió y sobrecumplió los objetivos del milenio hasta el 2015 es un ejemplo de lo que puede hacerse cuando existe la voluntad política para enfrentar cualquier tarea posible y no solo eso, sino en la medida de sus modestos recursos y a pesar del criminal bloqueo económico, comercial y financiero a la isla por parte de Estados Unidos, está dispuesta a contribuir a que las naciones pobres luchen y trabajen para erradicar la pobreza y con ella los males sociales que esta arrastra.
Podríamos preguntarnos, ¿Qué ha pasado que lejos de disminuir la pobreza ha aumentado? La respuesta a ello serían muchas, pero entre las principales figuran, el desempleo, las guerras, las emigraciones del campo a la ciudad y las medidas de austeridad que el Fondo Monetario Internacional impone a algunas naciones para rescatar sus economías de la bancarrota, como hoy son los casos de España, Portugal y Grecia.
En el año 2000 las Naciones Unidas incluyó entre los objetivos del milenio hasta el 2015 la erradicación de la pobreza, pero eso fue una quimera porque faltó lo principal, la voluntad política del mundo, sobre todo de los países ricos o industrializados para enfrentar ese mal social que denigra la existencia de una de cada cinco personas que habitan el mundo de hoy.
En la recién finalizada Cumbre Mundial post-desarrollo hasta el 2030, la erradicación de la pobreza figura entre uno de los 17 objetivos a alcanzar para ese año. Pero como expresara en el mismo foro el presidente cubano, General de Ejército Raúl Castro Ruz: “Si queremos un mundo habitable, de paz y concordia entre las naciones, de democracia, justicia social, dignidad y respeto a los derechos humanos de todos, tendremos que adoptar cuanto antes compromisos tangibles en materia de ayuda al desarrollo”.
Y más adelante señaló Raúl: “Los países industrializados deberían aceptar su deuda histórica y ejercer el principio de responsabilidades comunes. No puede esgrimirse como pretexto la falta de recursos, cuando se invierten mil 700 millones de millones de dólares anuales en gastos militares, sin cuya reducción no serían posible el desarrollo ni una paz estable u duradera”.
Cuba que cumplió y sobrecumplió los objetivos del milenio hasta el 2015 es un ejemplo de lo que puede hacerse cuando existe la voluntad política para enfrentar cualquier tarea posible y no solo eso, sino en la medida de sus modestos recursos y a pesar del criminal bloqueo económico, comercial y financiero a la isla por parte de Estados Unidos, está dispuesta a contribuir a que las naciones pobres luchen y trabajen para erradicar la pobreza y con ella los males sociales que esta arrastra.
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