Por Rosalina Tamayo Arañó
Palma Soriano, Santiago de Cuba, 16 oct.— Aunque no es muy numerosa la presencia de la mujer rural en las cooperativas, hoy se trabaja por su inserción en estas formas productivas para lograr su empoderamiento.
Palma Soriano, Santiago de Cuba, 16 oct.— Aunque no es muy numerosa la presencia de la mujer rural en las cooperativas, hoy se trabaja por su inserción en estas formas productivas para lograr su empoderamiento.
En esto laboran de forma conjunta la federación de Mujeres Cubanas y la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños. En visita realizada por TV Santiago a la Unidad Bàsica de Producción Agropecuaria Niguabo 2 constatamos que allí que laboran 175 trabajadores y 30 son mujeres. Pudiera parecer insignificante si lo vemos solo desde el punto de vista numérico, pero en el terreno pudimos comprobar cuan útiles son en su desempeño.
En el módulo pecuario nos encontramos a Maricela Hardy Galindo atendiendo a las cabras y los cerdos muy satisfecha de la labor que realiza. Nos contò: “yo era ama de casa y hace 10 años me incorporé a la cooperativa, tengo dos hijos que mantengo con mi trabajo y aquí estaré hasta que las fuerzas me lo permitan“. Soy federada, tengo la consideración de mis compañeros que me ayudan mucho y comparto con ellos los mismos derechos y deberes.”
En la cocina moviendo una gran olla de arroz estaba Milagro Reyes Arzuaga que con sus 53 años es una mujer de armas tomar, soltó la paleta y tomó un cuchicho para seguir pelando la vianda de una caldosa que estaba preparando junto a sus compañeras de labor y sin dejar de hacer hablaba de forma exuberante como la auténtica palmera de campo: ”como mujer yo me siento bien trabajando aquí, me levanto a las 5 de la mañana y termino a las 3 de la tarde”.
Con aquella sonrisa sincera que se dibuja en su cara bonachona me cuenta: “Cuando salgo de la cocina voy para una vega que tengo de aproximadamente una hectárea de tierra con boniato, yuca, frijoles y pepino para el autoabastecimiento de mi familia porque yo soy el horcón principal. Tengo tres hijas una estudiando para ser maestra, otra trabaja aquí conmigo y la menor es discapacitada.”
A pesar de lo mucho que trabaja Milagro, tiene un entusiasmo contagioso me habla de lo bien que le hace estar allí: “me siento necesaria porque comencé los dos primeros años como trabajadora agrícola y hace 28 preparo la comida de todos en la cooperativa y dispuesta para cualquier actividad, porque con las mujeres hay que contar. No aparece publicada la foto de Milagro porque pudo más su vanidad femenina que nuestra insistencia. Y francamente me dice: “disculpa periodista por no darte la foto, pero me tenían que haber avisado para arreglarme el pelo.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario