Por PL/Foto viajar.elperiodico.com
Santiago de Cuba, 11 oct.— Una ruta turístico-recreativa que recorre sitios de interés del litoral de esta ciudad hasta el Castillo de San Pedro de la Roca del Morro, Patrimonio de la Humanidad, quedó abierta para santiagueros y visitantes.
Santiago de Cuba, 11 oct.— Una ruta turístico-recreativa que recorre sitios de interés del litoral de esta ciudad hasta el Castillo de San Pedro de la Roca del Morro, Patrimonio de la Humanidad, quedó abierta para santiagueros y visitantes.
El recorrido incluye paradas en el
Balcón de Velázquez, en pleno corazón citadino y una de las alturas
desde las cuales se divisa la fisonomía urbana, huella además de las
fortificaciones con las que se amurallaba la villa ante el enemigo que
llegaba por la cercana bahía.
Otros puntos atractivos son la avenida de La Alameda, con significativas inversiones al calor de los 500 años de la ciudad y, sobre todo, el primer tramo de un malecón que devolvió a los lugareños el disfrute de su paisaje marino.
En el trayecto hacia la imponente fortaleza se apreciarán la colina Frank País, con su parque histórico presidido por la figura escultórica del joven combatiente clandestino, y los reductos de otras construcciones militares del colonialismo español que igualmente se apostaban como centinelas de la demarcación.
Ya en el Castillo los viajeros podrán disfrutar de la ceremonia a la puesta de sol, un ritual patriótico protagonizado por jóvenes a la usanza de los mambises, los insurrectos cubanos que en el siglo XIX enfrentaron a las tropas dominantes en las gestas por la independencia.
Declarado como Patrimonio de la Humanidad en 1997, el enclave está considerado como ejemplo de la escuela de la arquitectura militar hispanoamericana y para el resguardo de sus cualidades constructivas aplican rutinas de mantenimiento especialistas de la Oficina del Conservador de la Ciudad.
Otros puntos atractivos son la avenida de La Alameda, con significativas inversiones al calor de los 500 años de la ciudad y, sobre todo, el primer tramo de un malecón que devolvió a los lugareños el disfrute de su paisaje marino.
En el trayecto hacia la imponente fortaleza se apreciarán la colina Frank País, con su parque histórico presidido por la figura escultórica del joven combatiente clandestino, y los reductos de otras construcciones militares del colonialismo español que igualmente se apostaban como centinelas de la demarcación.
Ya en el Castillo los viajeros podrán disfrutar de la ceremonia a la puesta de sol, un ritual patriótico protagonizado por jóvenes a la usanza de los mambises, los insurrectos cubanos que en el siglo XIX enfrentaron a las tropas dominantes en las gestas por la independencia.
Declarado como Patrimonio de la Humanidad en 1997, el enclave está considerado como ejemplo de la escuela de la arquitectura militar hispanoamericana y para el resguardo de sus cualidades constructivas aplican rutinas de mantenimiento especialistas de la Oficina del Conservador de la Ciudad.
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