Por Lilieth Domínguez Quevedo/Sierra Maestra
Santiago de Cuba, 21 ago.— La construcción de hoy y de mañana se proyecta a favor del ahorro, tanto de materiales como de tiempo y trabajo, así como por la conservación del medio ambiente y la humanización de la mano de obra.
Santiago de Cuba, 21 ago.— La construcción de hoy y de mañana se proyecta a favor del ahorro, tanto de materiales como de tiempo y trabajo, así como por la conservación del medio ambiente y la humanización de la mano de obra.
Es por ello que Cuba destina grandes
cifras para la compra del poliestireno expandible, conocido como
poliespuma, y que se obtiene con el procesamiento de pequeñas perlas que
en condiciones controladas de calor, se expanden hasta un volumen
superior al original, y se sueldan entre sí, logrando bloques rígidos.
Para la obtención de ese importante material existen tres plantas en todo el país, ubicadas en las provincias de Artemisa, Sancti Spíritus y Santiago de Cuba.
Esta última funciona con tecnología francesa, desde su montaje en el año 1974, y obtiene –diariamente– entre 30 y 35 bloques de 2.5 metros cúbicos cada uno, transformados luego en piezas de 2 y 3 metros de largo, por 15 y hasta 20 centímetros de ancho, utilizadas para entrepisos y cubiertas.
La Fábrica de Fibrocemento Santiago de Cuba, emplea la tecnología del poliespuma para la fabricación de estructuras como bovedillas y losas de Polimat, por su versatilidad y facilidad de conformado en bloque al corte, aprovechadas en la edificación de viviendas.
Allí también se hacen planchas de diferentes espesores, como material aislante para el recubrimiento de paredes en frigoríficos y cámaras frías.
Ángeles Muñoz Torres, operadora del pre expansor en la planta, nos comentó acerca de la buena calidad de la materia prima que utilizan, procedente de México, así como de las bondades para su empleo en las construcciones.
“Para trasladar una bovedilla de hormigón se debe contar con una grúa permanente en la obra. Las de poliespuma son muy fáciles de maniobrar, y posibilitan la entrega de las casas a los necesitados en un menor tiempo”.
Los beneficios del poliestireno expandible avalan el uso de esa tecnología tan demandada en el mundo, y de alto costo en el mercado internacional.
Baste conocer que por cada tonelada de ese producto Cuba debe pagar alrededor de 3 mil 300 dólares.
Al respecto también nos comenta la ingeniera civil María Teresa Rodes Dager, especialista principal de la actividad de estructura en la Empresa de Proyectos Número 15.
“El empleo de las estructuras de poliespuma en los entrepisos y cubiertas de las viviendas, como encofrado perdido para las losas nervadas, permite una disminución del peso de las edificaciones, determinante a la hora de hacer el cálculo estructural y de la fuerza sísmica que actúa sobre los edificios.”
Enfatizó la especialista que con el uso del poliespuma –ya empleado en la construcción de obras sociales y del turismo en la provincia– también disminuye la cantidad de materiales como acero y hormigón, son menores los plazos de ejecución y mayores los rendimientos de la mano de obra.
“Indudablemente humaniza el trabajo, y será efectiva siempre que sea correcto su modo de uso.”
Rodes Dager exhortó a la población a orientarse con los ingenieros y arquitectos de la comunidad, para la adecuada utilización de esa tecnología.
Para la obtención de ese importante material existen tres plantas en todo el país, ubicadas en las provincias de Artemisa, Sancti Spíritus y Santiago de Cuba.
Esta última funciona con tecnología francesa, desde su montaje en el año 1974, y obtiene –diariamente– entre 30 y 35 bloques de 2.5 metros cúbicos cada uno, transformados luego en piezas de 2 y 3 metros de largo, por 15 y hasta 20 centímetros de ancho, utilizadas para entrepisos y cubiertas.
La Fábrica de Fibrocemento Santiago de Cuba, emplea la tecnología del poliespuma para la fabricación de estructuras como bovedillas y losas de Polimat, por su versatilidad y facilidad de conformado en bloque al corte, aprovechadas en la edificación de viviendas.
Allí también se hacen planchas de diferentes espesores, como material aislante para el recubrimiento de paredes en frigoríficos y cámaras frías.
Ángeles Muñoz Torres, operadora del pre expansor en la planta, nos comentó acerca de la buena calidad de la materia prima que utilizan, procedente de México, así como de las bondades para su empleo en las construcciones.
“Para trasladar una bovedilla de hormigón se debe contar con una grúa permanente en la obra. Las de poliespuma son muy fáciles de maniobrar, y posibilitan la entrega de las casas a los necesitados en un menor tiempo”.
Los beneficios del poliestireno expandible avalan el uso de esa tecnología tan demandada en el mundo, y de alto costo en el mercado internacional.
Baste conocer que por cada tonelada de ese producto Cuba debe pagar alrededor de 3 mil 300 dólares.
Al respecto también nos comenta la ingeniera civil María Teresa Rodes Dager, especialista principal de la actividad de estructura en la Empresa de Proyectos Número 15.
“El empleo de las estructuras de poliespuma en los entrepisos y cubiertas de las viviendas, como encofrado perdido para las losas nervadas, permite una disminución del peso de las edificaciones, determinante a la hora de hacer el cálculo estructural y de la fuerza sísmica que actúa sobre los edificios.”
Enfatizó la especialista que con el uso del poliespuma –ya empleado en la construcción de obras sociales y del turismo en la provincia– también disminuye la cantidad de materiales como acero y hormigón, son menores los plazos de ejecución y mayores los rendimientos de la mano de obra.
“Indudablemente humaniza el trabajo, y será efectiva siempre que sea correcto su modo de uso.”
Rodes Dager exhortó a la población a orientarse con los ingenieros y arquitectos de la comunidad, para la adecuada utilización de esa tecnología.
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