Texto y fotos Ivianna Rodríguez Santana
Santiago de Cuba, 16 ago.— Entre risas y performances que esbozan un coro discorde sin voz prima, se despide la CUARENTA Y SEIS edición del Campamento de Verano para infantes diabéticos en Santiago de Cuba.
Santiago de Cuba, 16 ago.— Entre risas y performances que esbozan un coro discorde sin voz prima, se despide la CUARENTA Y SEIS edición del Campamento de Verano para infantes diabéticos en Santiago de Cuba.
Esta vez no hay espacio para ninguna descompensación metabólica, para estos 25 niños y jóvenes que padecen Diabetes Mellitus, porque el amor se convirtió en el aliado inseparable de la esperanza.
La Diabetes en edades tempranas precisa de una atención multidisciplinaria para prevenir complicaciones crónicas y ofrecerles una mejor calidad de vida a los infantes. Este fue el propósito cumplido del 46 Campamento de Verano para niños y jóvenes diabéticos, que recientemente volvió a tener su escenario en el Centro de Atención de Santiago de Cuba.
La Pediatra y Endocrinóloga Yania Aguilera, responsable del Campamento de Verano comentó a TV Santiago que; durante estos eventos se hacen actividades que les proporcione educación diabetológica a los niños y que les permita aceptarse como diabéticos, insertarse con otros pequeños con la misma enfermedad y mejorar la convivencia sobre todo en actividades recreativas como en la playa, el acuario, donde aprenden a independizarse. Además es la única vez en el año donde coinciden todos los especialistas que los atienden, Endocrino, psicólogo, angiólogo, nutricionistas, enfermeras, en fin, todo un personal de salud encargado de hacer una evaluación integral de cada uno de los pacientes.
Hasta los más pequeños fueron partícipes de los procedimientos médicos, en estos QUINCE días de aprendizaje y compenetración, donde el equipo de salud desterró dudas e incertidumbres.
Ilis Lianni de apenas 9 años afirma: los médicos me han enseñado a inyectarme en otros lugares que yo no conocía, a conocerme mejor cuando tengo algún Síntoma, los horarios de mis comidas, que no debo consumir mucha azúcar pero sobre todo me han enseñado a que no debo sentirme menos que los demás niños por mi enfermedad.
En este sentido Amed de 17 años expresó: Yo llevo más de diez años asistiendo al campamento y siempre aprendo algo diferente, siempre es una mejor experiencia. Aquí somos una gran familia, desde los más pequeños hasta los mayores, nuestros familiares y los especialistas que representan para nosotros un sostén invaluable, gracias a ellos aprendemos a convivir con nuestra enfermedad y sobre todo a tener más autocontrol.
Asumir y enfrentar la diabetes con preparación y optimismo es un reto para los pacientes y sus familiares.
Para mi este campamento ha sido muy importante porque yo suprimía muchas de las dietas que ellos deben comer, y cuando entré aquí aprendí mucho, la escuela no fue solo para ella sino para mi también. Y sobra el agradecimiento infinito a todos los especialistas por su entrega y amor: Así explicó Yuliet Cutido, madre de una paciente diabética.
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