Por Aida Quintero DipSantiago de Cuba, 24 jul.— El aire de grandeza de la epopeya del Moncada, se respira con más fuerza por estos días en Santiago de Cuba, aunque sus hijos viven, estudian y trabajan con la premisa de que en esta indómita tierra siempre es 26.
Han pasado casi 62 años desde el asalto
al Cuartel Moncada y para sus habitantes no hay mejor ofrenda a ese
hecho y a sus héroes y mártires que hacer crecer la vida socioeconómica y
ser fieles en la defensa de los principios y de sus valores histórico
patrimoniales.
Para el médico y profesor Wilkie Delgado es un orgullo vivir en la urbe escogida para asaltar el futuro por Fidel, Abel, Raúl, Boris Luis, Tassende, Melba, Haydée, Renato Guitart, Gómez García, y tantos valientes que del sacrificio personal ascendieron a la gloria para salvar a la vilipendiada nación.
La joven psicóloga Yuritza Maturell refiere que los santiagueros agradecen el altruismo de los hombres y mujeres que llegaron hasta la heroica ciudad el 26 de Julio y no miraron de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber, siguiendo la prédica de José Martí.
Ese histórico hecho que significó el reinicio de la lucha por la soberanía de la Patria, debemos enaltecerlo cada día trabajando duro y bien para seguir edificando un Socialismo próspero y sostenible, considera el obrero jubilado de las comunicaciones, William Segura.
Enrique Corrales, joven ingeniero, opina que su Moncada lo tiene en la Empresa de Mantenimiento a Centrales Eléctricas de Santiago de Cuba, donde supervisa con rigor para que cada trabajo se distinga por la calidad y eficiencia.
Para el alumno Brayan Jorge Rosell González, del internado Abel Santamaría de El Caney, el Título de Oro obtenido al graduarse este curso de sexto grado, es su mejor homenaje a esa gesta heroica y al segundo jefe de la acción, nombre que con honor lleva su escuela.
Aún me emociono al pensar en el vibrante discurso del Comandante en Jefe Fidel Castro, el 26 de julio de 1973, yo estaba cerquita cuando dijo que el 26 era la carga que pedía Rubén Martínez Villena, “para matar bribones y acabar la obra de las revoluciones”, rememora la combatiente Nereyda Barceló.
A 62 años, el ataque a la fortaleza militar fue, es y será historia y cultura, \"ningún enemigo podrá borrar esa luz más allá de la pólvora y el tiempo\", como expresó en una ocasión un poeta de hermosa lírica, santiaguero por demás, Cos Causse.
En el Santiago de Cuba testigo excepcional de la gesta, por estos días abundan los colores de las banderas cubana y del 26 de Julio ondeando de casa en casa, donde no se olvida el heroísmo de los asaltantes, quienes encendieron la llama que alimentó la lucha hasta la victoria en 1959.
Para el médico y profesor Wilkie Delgado es un orgullo vivir en la urbe escogida para asaltar el futuro por Fidel, Abel, Raúl, Boris Luis, Tassende, Melba, Haydée, Renato Guitart, Gómez García, y tantos valientes que del sacrificio personal ascendieron a la gloria para salvar a la vilipendiada nación.
La joven psicóloga Yuritza Maturell refiere que los santiagueros agradecen el altruismo de los hombres y mujeres que llegaron hasta la heroica ciudad el 26 de Julio y no miraron de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber, siguiendo la prédica de José Martí.
Ese histórico hecho que significó el reinicio de la lucha por la soberanía de la Patria, debemos enaltecerlo cada día trabajando duro y bien para seguir edificando un Socialismo próspero y sostenible, considera el obrero jubilado de las comunicaciones, William Segura.
Enrique Corrales, joven ingeniero, opina que su Moncada lo tiene en la Empresa de Mantenimiento a Centrales Eléctricas de Santiago de Cuba, donde supervisa con rigor para que cada trabajo se distinga por la calidad y eficiencia.
Para el alumno Brayan Jorge Rosell González, del internado Abel Santamaría de El Caney, el Título de Oro obtenido al graduarse este curso de sexto grado, es su mejor homenaje a esa gesta heroica y al segundo jefe de la acción, nombre que con honor lleva su escuela.
Aún me emociono al pensar en el vibrante discurso del Comandante en Jefe Fidel Castro, el 26 de julio de 1973, yo estaba cerquita cuando dijo que el 26 era la carga que pedía Rubén Martínez Villena, “para matar bribones y acabar la obra de las revoluciones”, rememora la combatiente Nereyda Barceló.
A 62 años, el ataque a la fortaleza militar fue, es y será historia y cultura, \"ningún enemigo podrá borrar esa luz más allá de la pólvora y el tiempo\", como expresó en una ocasión un poeta de hermosa lírica, santiaguero por demás, Cos Causse.
En el Santiago de Cuba testigo excepcional de la gesta, por estos días abundan los colores de las banderas cubana y del 26 de Julio ondeando de casa en casa, donde no se olvida el heroísmo de los asaltantes, quienes encendieron la llama que alimentó la lucha hasta la victoria en 1959.
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