Texto y Fotos Esperanza Castellanos Cabrejas
Santiago de Cuba, 11 abr.— Vida, palabra profunda que se complementa en la existencia material y subjetiva de todo lo que nos rodea, hoy se ve amenazada ante los inadecuados hábitos que conforman la rutina o supervivencia de los seres humanos en el mundo.
Santiago de Cuba, 11 abr.— Vida, palabra profunda que se complementa en la existencia material y subjetiva de todo lo que nos rodea, hoy se ve amenazada ante los inadecuados hábitos que conforman la rutina o supervivencia de los seres humanos en el mundo.
En estos tiempos la alimentación del
hombre se ha convertido en un dilema que pocos ya logran resolver.
Algunos por carencia, otros, por falta de sensibilidad e inconsciencia.
Una de las características de este siglo XXI en materia de alimentación es la globalización de los suministros de alimentos, y junto a esto, el incremento de las amenazas de su contaminación por agentes patógenos como bacterias, virus, parásitos o sustancias químicas nocivas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los alimentos insalubres están relacionados con la muerte de unos dos millones personas al año, y causan alrededor de 200 enfermedades, entre la más conocida y común, el cáncer.
De ahí se impone la responsabilidad compartida de todas las personas para garantizar la inocuidad de los alimentos desde los puntos que intervienen en la cadena de producción: campesinos, productores-fabricantes, vendedores-distribuidores y consumidores.
Del campo a la mesa: haz tu parte, es el lema que designó este año la OMS en la orientación de prácticas adecuadas y hábitos para la manipulación, conservación y almacenamiento, para reducir los factores de riesgos de alimentos dentro y fuera del hogar.
La doctora Blanca Terry Berro, directora del Centro de Nutrición e Higiene de los Alimentos, asegura que entre los factores que influyen en la no inocuidad de los alimentos se encuentran: dejar los alimentos por tiempo prolongado entre la elaboración y el consumo a temperatura ambiente, el no respeto a la cadena de frío, el incorrecto tiempo de recalentamiento, y la exposición a contaminantes químicos, principalmente.
En nuestro país existe una política de inocuidad elaborada por todos los organismos que participan en la cadena y coordina este proceso la Oficina Nacional de Normalización. Asimismo, también existe una norma nacional, para que las personas conozcan las calorías, carbohidratos y proteínas de cada producto.
Velar por una salud optima, siguiendo las normas de higiene, debe ser responsabilidad de todos. Alimentos sanos: calidad de vida.
Una de las características de este siglo XXI en materia de alimentación es la globalización de los suministros de alimentos, y junto a esto, el incremento de las amenazas de su contaminación por agentes patógenos como bacterias, virus, parásitos o sustancias químicas nocivas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los alimentos insalubres están relacionados con la muerte de unos dos millones personas al año, y causan alrededor de 200 enfermedades, entre la más conocida y común, el cáncer.
De ahí se impone la responsabilidad compartida de todas las personas para garantizar la inocuidad de los alimentos desde los puntos que intervienen en la cadena de producción: campesinos, productores-fabricantes, vendedores-distribuidores y consumidores.
Del campo a la mesa: haz tu parte, es el lema que designó este año la OMS en la orientación de prácticas adecuadas y hábitos para la manipulación, conservación y almacenamiento, para reducir los factores de riesgos de alimentos dentro y fuera del hogar.
La doctora Blanca Terry Berro, directora del Centro de Nutrición e Higiene de los Alimentos, asegura que entre los factores que influyen en la no inocuidad de los alimentos se encuentran: dejar los alimentos por tiempo prolongado entre la elaboración y el consumo a temperatura ambiente, el no respeto a la cadena de frío, el incorrecto tiempo de recalentamiento, y la exposición a contaminantes químicos, principalmente.
En nuestro país existe una política de inocuidad elaborada por todos los organismos que participan en la cadena y coordina este proceso la Oficina Nacional de Normalización. Asimismo, también existe una norma nacional, para que las personas conozcan las calorías, carbohidratos y proteínas de cada producto.
Velar por una salud optima, siguiendo las normas de higiene, debe ser responsabilidad de todos. Alimentos sanos: calidad de vida.
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