Por Israel Hernández Planas
En esta jornada de la prensa se impone el punto de giro. Vayamos en pos de una buena historia.
Santiago de Cuba, 13 mar.— Hoy el periodismo cubano está llamado a hacer un periodismo reflexivo, interpretativo y de opinión. Tenemos grandes retos comunicativos
En esta jornada de la prensa se impone el punto de giro. Vayamos en pos de una buena historia.
Santiago de Cuba, 13 mar.— Hoy el periodismo cubano está llamado a hacer un periodismo reflexivo, interpretativo y de opinión. Tenemos grandes retos comunicativos
en un mundo movido por memorias flash,
internet, y “Paquetes de la semana”. Pero si se dice de forma amena, sin
grandilocuencias y pensando siempre en el receptor, las historias
verdaderas contadas desde el periodismo suelen ser también un buen
entretenimiento, informativo y educativo por demás.
El tedio es la justificación de los que no tienen lugar en la vida, ni saben aprovechar el espacio, o la mente o algo pequeño que puede ser trascendental. De manera que siempre busco algo en que emplearme. A veces no son soluciones duraderas, solo efímeras acciones que me llevan a un collage de diminutos quehaceres. Estos unidos me dan un buen empleo del tiempo.
Así por ejemplo, suelo escribir en las noches fundamentalmente, con la perniciosa tentación de tener el internet abierto. Pero hacer periodismo es un ejercicio mental, da grandes posibilidades para quien pone su mente en función de contar una historia. Así suelo recorrer el macizo montañoso de la Sierra Maestra, sus escalpadas pendientes, sus cristalinos ríos, la Gran Piedra, las calles de Santiago, el Cobre, la bahía, el mundo entero. Y todo a través del periodismo, porque desde ahí lo hago, desde la palabra verídica que no ficción.
En una ocasión en la sede de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) en Santiago de Cuba, escuché a un respetado colega sentenciar que el periodismo no es el primito pobre de la literatura. Esa es una frase sublime de alguien que ama al periodismo, y yo sé que José Alejandro Rodríguez ama el buen decir la verdad.
Cuando alguien para quien el periodismo es el sustento y un modo de realizarse oye algo así entonces te das cuenta que un domingo es bueno también para hacer un buen periodismo, que no literatura. Ojo, para que el periodismo resulte bueno sólo debe reunir a mi juicio, que no es nada del otro mundo, dos condiciones: ser veraz y que comunique. Lo primero siempre se ha impuesto, lo segundo en estos tiempos es una proeza, y no siempre que el periodista escribe comunica, a veces más bien incomunica.
¿Cuántas veces he escuchado decir a varios periodistas de diferentes medios que deben parir la noticia o que no hay nada para reportar? Buenos periodistas con un mal día, no se me entienda mal.
Para el periodista no debe resultar agónico extraer un hecho determinado y convertirlo en un trabajo periodístico.
Corrijo, no se convierte, se aborda el hecho desde los géneros periodísticos, el que más interesante y consecuente nos resulte. Hagamos periodismo, si es bueno o malo solo lo determina nuestro objeto final, las audiencias.
Créanme, he visto buen periodismo y no extranjero, he visto, escuchado y leído buen periodismo cubano, lo digo como receptor. Y no siempre son noticias, que deben reunir: actualidad, ser inédita, tener interés general y determinados valores éticos, políticos, ideológicos, educativos…etc.
En esta jornada de la prensa se impone el punto de giro. Vayamos en pos de una buena historia.
El tedio es la justificación de los que no tienen lugar en la vida, ni saben aprovechar el espacio, o la mente o algo pequeño que puede ser trascendental. De manera que siempre busco algo en que emplearme. A veces no son soluciones duraderas, solo efímeras acciones que me llevan a un collage de diminutos quehaceres. Estos unidos me dan un buen empleo del tiempo.
Así por ejemplo, suelo escribir en las noches fundamentalmente, con la perniciosa tentación de tener el internet abierto. Pero hacer periodismo es un ejercicio mental, da grandes posibilidades para quien pone su mente en función de contar una historia. Así suelo recorrer el macizo montañoso de la Sierra Maestra, sus escalpadas pendientes, sus cristalinos ríos, la Gran Piedra, las calles de Santiago, el Cobre, la bahía, el mundo entero. Y todo a través del periodismo, porque desde ahí lo hago, desde la palabra verídica que no ficción.
En una ocasión en la sede de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) en Santiago de Cuba, escuché a un respetado colega sentenciar que el periodismo no es el primito pobre de la literatura. Esa es una frase sublime de alguien que ama al periodismo, y yo sé que José Alejandro Rodríguez ama el buen decir la verdad.
Cuando alguien para quien el periodismo es el sustento y un modo de realizarse oye algo así entonces te das cuenta que un domingo es bueno también para hacer un buen periodismo, que no literatura. Ojo, para que el periodismo resulte bueno sólo debe reunir a mi juicio, que no es nada del otro mundo, dos condiciones: ser veraz y que comunique. Lo primero siempre se ha impuesto, lo segundo en estos tiempos es una proeza, y no siempre que el periodista escribe comunica, a veces más bien incomunica.
¿Cuántas veces he escuchado decir a varios periodistas de diferentes medios que deben parir la noticia o que no hay nada para reportar? Buenos periodistas con un mal día, no se me entienda mal.
Para el periodista no debe resultar agónico extraer un hecho determinado y convertirlo en un trabajo periodístico.
Corrijo, no se convierte, se aborda el hecho desde los géneros periodísticos, el que más interesante y consecuente nos resulte. Hagamos periodismo, si es bueno o malo solo lo determina nuestro objeto final, las audiencias.
Créanme, he visto buen periodismo y no extranjero, he visto, escuchado y leído buen periodismo cubano, lo digo como receptor. Y no siempre son noticias, que deben reunir: actualidad, ser inédita, tener interés general y determinados valores éticos, políticos, ideológicos, educativos…etc.
En esta jornada de la prensa se impone el punto de giro. Vayamos en pos de una buena historia.
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