Bayamo, 23 feb.— Obra del Partido Revolucionario Cubano (PRC), liderada por José Martí, y con su ramo militar al mando de Máximo Gómez, la Guerra Necesaria fue una operación bélica diseñada en pos de la justicia, la brevedad y el ahorro posible de sangre, como proclamaba el Héroe Nacional.
La orden de sublevación precisaba que
“se autoriza el alzamiento simultáneo, o con la mayor simultaneidad
posible, de las regiones comprometidas”.
Por eso, el grito de ¡Libertad o Muerte! se hizo realidad, o fue intentado, en casi todo el país, el domingo 24 de febrero de 1895, hace ahora 120 años.
La claridad en los objetivos y principios, la arrancada masiva y contundente, y la marcha veloz de las acciones, estaban entre las propuestas del Apóstol al diseñar aquella gesta, a la cual llamó Guerra Necesaria, calificativo tomado de los conceptos espiritualistas de la filosofía.
Debido a varias razones, solo el clamor de los patriotas orientales resultaró masivo, fuerte y efectivo, tanto que pudieron sostenerse en la manigua y esperar el regreso al territorio nacional de los principales responsables del intento, dígase José Martí, Máximo Gómez y Antonio Maceo.
Los jefes del grito en el este del país fueron, en este orden, dos Mayores Generales de la Guerra Grande, Guillermón Moncada y Bartolomé Masó, cuyas disposiciones se hicieron realidad en más de 30 lugares, mediante sublevaciones, concentraciones de hombres, proclamas insurreccionales, requisas de armas y caballos, disparos, quemas de propiedades enemigas, y otras manifestaciones.
Este hecho, por sí solo, exige que el homenaje a los héroes y mártires del 24 de Febrero tenga en su centro a las excelsas figuras de Moncada y Masó; sin restar significación a lo materializado en aquella jornada gloriosa por sus subordinados.
La actual provincia de Granma acogió parte importante de la respuesta a la orden de alzamiento, a tal punto que están precisados 15 escenarios de gritos independentistas, y los historiadores mencionan otros posibles.
Masó se levantó en armas y leyó una proclama en su finca manzanillera Colmenar de Bayate, y allí llegaron hombres que, siguiendo órdenes suyas, habían efectuado acciones ese día en Calicito y Cayo Espino, en ambos casos mandados por el capitán Amador Guerra; Guá (sargento Joaquín Reytor) y Campechuela (teniente Antonio Reyes).
Tenían orientaciones del veterano de La Demajagua los sublevados en Niquero, cuyo conductor fue Dominador de la Guardia, y en la finca Santo Tomás, del hoy municipio de Bartolomé Masó, con el coronel Juan Masó Parra al frente.
Seguían la voz de Masó unos 300 hombres de los coroneles José Manuel Capote, en la finca La Estrella; Francisco Estrada Meriño (Barrancas); Esteban Tamayo Tamayo (Vega de la Piña), y Joaquín Estrada Castillo (Mogote), los primeros en el actual municipio de Bayamo y el último en Buey Arriba.
Jesús Sablón Moreno, también coronel de la Guerra Grande, cumplía disposiciones de Masó al pronunciarse en la zona de Calabazar, de Jiguaní.
De este municipio eran tres grupos alzados por órdenes de Moncada, en Dos Ríos (capitán Rafael Pacheco Cintra), la finca Ceiba (comandante Fernando Cutiño Zamora), y el poblado de Jiguaní (Cutiño Zamora y el capitán José Reyes Arencibia).
El poblado de Baire, donde el capitán Saturnino Lora encabezó la acción, era parte de Jiguaní en aquella época.
Estudiosos del tema estiman que, sin contar a Baire, la actual Granma inició la gesta con más de 500 sublevados.
A 120 años del alzamiento del 24 de febrero de 1895, es deber enseñar lo acontecido, empezando por los pobladores de los escenarios de la hazaña, para que siga resonando en los cuatro puntos cardinales de la nación cubana y se haga eterno el grito de ¡Libertad o Muerte!.
Por eso, el grito de ¡Libertad o Muerte! se hizo realidad, o fue intentado, en casi todo el país, el domingo 24 de febrero de 1895, hace ahora 120 años.
La claridad en los objetivos y principios, la arrancada masiva y contundente, y la marcha veloz de las acciones, estaban entre las propuestas del Apóstol al diseñar aquella gesta, a la cual llamó Guerra Necesaria, calificativo tomado de los conceptos espiritualistas de la filosofía.
Debido a varias razones, solo el clamor de los patriotas orientales resultaró masivo, fuerte y efectivo, tanto que pudieron sostenerse en la manigua y esperar el regreso al territorio nacional de los principales responsables del intento, dígase José Martí, Máximo Gómez y Antonio Maceo.
Los jefes del grito en el este del país fueron, en este orden, dos Mayores Generales de la Guerra Grande, Guillermón Moncada y Bartolomé Masó, cuyas disposiciones se hicieron realidad en más de 30 lugares, mediante sublevaciones, concentraciones de hombres, proclamas insurreccionales, requisas de armas y caballos, disparos, quemas de propiedades enemigas, y otras manifestaciones.
Este hecho, por sí solo, exige que el homenaje a los héroes y mártires del 24 de Febrero tenga en su centro a las excelsas figuras de Moncada y Masó; sin restar significación a lo materializado en aquella jornada gloriosa por sus subordinados.
La actual provincia de Granma acogió parte importante de la respuesta a la orden de alzamiento, a tal punto que están precisados 15 escenarios de gritos independentistas, y los historiadores mencionan otros posibles.
Masó se levantó en armas y leyó una proclama en su finca manzanillera Colmenar de Bayate, y allí llegaron hombres que, siguiendo órdenes suyas, habían efectuado acciones ese día en Calicito y Cayo Espino, en ambos casos mandados por el capitán Amador Guerra; Guá (sargento Joaquín Reytor) y Campechuela (teniente Antonio Reyes).
Tenían orientaciones del veterano de La Demajagua los sublevados en Niquero, cuyo conductor fue Dominador de la Guardia, y en la finca Santo Tomás, del hoy municipio de Bartolomé Masó, con el coronel Juan Masó Parra al frente.
Seguían la voz de Masó unos 300 hombres de los coroneles José Manuel Capote, en la finca La Estrella; Francisco Estrada Meriño (Barrancas); Esteban Tamayo Tamayo (Vega de la Piña), y Joaquín Estrada Castillo (Mogote), los primeros en el actual municipio de Bayamo y el último en Buey Arriba.
Jesús Sablón Moreno, también coronel de la Guerra Grande, cumplía disposiciones de Masó al pronunciarse en la zona de Calabazar, de Jiguaní.
De este municipio eran tres grupos alzados por órdenes de Moncada, en Dos Ríos (capitán Rafael Pacheco Cintra), la finca Ceiba (comandante Fernando Cutiño Zamora), y el poblado de Jiguaní (Cutiño Zamora y el capitán José Reyes Arencibia).
El poblado de Baire, donde el capitán Saturnino Lora encabezó la acción, era parte de Jiguaní en aquella época.
Estudiosos del tema estiman que, sin contar a Baire, la actual Granma inició la gesta con más de 500 sublevados.
A 120 años del alzamiento del 24 de febrero de 1895, es deber enseñar lo acontecido, empezando por los pobladores de los escenarios de la hazaña, para que siga resonando en los cuatro puntos cardinales de la nación cubana y se haga eterno el grito de ¡Libertad o Muerte!.
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