Por Bárbara Deas Trobajo
Santiago de Cuba, 15 ene.— Justina
Hernández, a sus 105 años cuenta que su extensión de vida ha sido una
bendición, cada día que ve pasar son las bondades de tener más calidad
de vida, atenciones por parte de sus familiares amigos y el estado
cubano.
Sus manos hoy lo dicen todo, sus mejillas ya marcadas por los 105 son
muestras de la longevidad que la acompaña y que la ubica entre los más
de DOS millones de personas que se ubican en el calendario 60 años o
más.
Es un hecho comprobado, Cuba como nación está entre las más
envejecidas de Latinoamerica, situación esta que se acrecentará para el
2030, según los especialistas.
A mi entender estas cifras son
sobresalientes para el estado cubano ya que es un problema latente, por
cierto y bien difícil de llevar adelante, a pesar de los ingentes
esfuerzos se hacen para garantizarles una mayor supervivencia a los más
longevos.
La provincia Santiago de Cuba es un de las OCHO que
sobresale por su cifra considerable de ancianos, aquí la atención de
ellos es una prioridad, es por ello se aseguran las condiciones de las
Casas de Abuelos y Hogares de ancianos como paso esencial para atender
la dinámica demográfica del territorio.
En varios momentos he
tenido la posibilidad de asistir a encuentros con ancianos santiagueros
que reciben los servicios de estas instituciones y constatado está el
cambio de muchas de ellas sobre todo en el mobiliario, las condiciones
higiénico sanitarias, de estancia agradables alimentación y otros
mantenimientos constructivos que permiten recuperar y ampliar
capacidades, la eliminación de barreras arquitectónicas y posibilidades
de acceso a los centros.
A la vez creo que si bien otras medidas
pueden aplicarse sean para contribuir de igual forma a la mejor
atención social por parte de Salud pública, Seguridad Social y otras
entidades estatales con el fin de llegar oportunamente a quienes de
veras necesitan de tener más vida pero con más bondades, a esos abuelos
que sin dudas son un tesoro acumulado en canas.
Pero si mucho se
espera, de todos, de nosotros, de muchos igual, debe estar la
sensibilidad de quienes tienen en sus manos el trato de los ancianos,
dígase la sociedad toda, las familias, las instituciones, Cuba.
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