Por Karina Sotomayor Otero
El ritual de todo hacedor antes de la creación es obra
compleja; desde el imaginario luchan conceptos, herramientas y
pigmentos para ser los correctos. Y es que la imagen quiere soportes y
el artista no se resiste a esta lucha por existir.
En la habitación del taller de Alberto
Lescay Merencio se hizo el silencio, se confiaba a una técnica milenaria
la exclusividad de una importante colección.
Lo mágico de las tintas negras sobre el papel de arroz salía a la luz en mediano formato: la danza pictórica se iniciaba.
Hace más de diez años que Lescay práctica esta modalidad de las artes que le inspiró una famosa creadora japonesa. Asegura que es complejo el ejercicio pues demanda seguridad en el trazo, dominio del dibujo y concentración.
La gestualidad dio paso a la abstracción para invadir toda el área del papel, con sepia natural y pocos colores Lescay logró transparencias y cierta perspectiva; para dar las texturas manejó trazos finos y violentos, unos más empastados que otros y utilizó esponjas, mallas y brochas.
El discurso se completaba para independizarse del autor. La inspiración excluyó lo efímero de este hombre que ante el concierto de las tintas no intentó definir títulos, ni estilos.
Diez obras se completaron para integrar en su conjunto el proyecto “Somos” que para este diciembre invadirá el Pabellón Cuba, de la capital cubana.
Lo mágico de las tintas negras sobre el papel de arroz salía a la luz en mediano formato: la danza pictórica se iniciaba.
Hace más de diez años que Lescay práctica esta modalidad de las artes que le inspiró una famosa creadora japonesa. Asegura que es complejo el ejercicio pues demanda seguridad en el trazo, dominio del dibujo y concentración.
La gestualidad dio paso a la abstracción para invadir toda el área del papel, con sepia natural y pocos colores Lescay logró transparencias y cierta perspectiva; para dar las texturas manejó trazos finos y violentos, unos más empastados que otros y utilizó esponjas, mallas y brochas.
El discurso se completaba para independizarse del autor. La inspiración excluyó lo efímero de este hombre que ante el concierto de las tintas no intentó definir títulos, ni estilos.
Diez obras se completaron para integrar en su conjunto el proyecto “Somos” que para este diciembre invadirá el Pabellón Cuba, de la capital cubana.
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