Por Armando Fernández Martí
Santiago de Cuba, 26 sep.— Durante la sesión de apertura de la Sexagésima Novena de la Asamblea General de las Naciones Unidas, efectuada el miércoles último, usaron de la palabra varios líderes latinoamericanos, entre ellos, las Presidentas de Brasil, Vilma Rousseff y de Argentina, Cristina Fernández; y los mandatarios de Venezuela, Nicolás Maduro y de Bolivia Evo Morales.
En todos los casos sus discursos fueron valientes, sin empleo de lenguaje ambiguo, sin retórica, llamando a cada cosa por su nombre y denunciando los problemas que hoy afectan, no solo a la región latinoamericana, sino también al resto del mundo como el genocidio israelí en la franja de Gaza y la agresión a Siria por parte de algunas potencias occidentales escudándose en el antiterrorismo.
Santiago de Cuba, 26 sep.— Durante la sesión de apertura de la Sexagésima Novena de la Asamblea General de las Naciones Unidas, efectuada el miércoles último, usaron de la palabra varios líderes latinoamericanos, entre ellos, las Presidentas de Brasil, Vilma Rousseff y de Argentina, Cristina Fernández; y los mandatarios de Venezuela, Nicolás Maduro y de Bolivia Evo Morales.
En todos los casos sus discursos fueron valientes, sin empleo de lenguaje ambiguo, sin retórica, llamando a cada cosa por su nombre y denunciando los problemas que hoy afectan, no solo a la región latinoamericana, sino también al resto del mundo como el genocidio israelí en la franja de Gaza y la agresión a Siria por parte de algunas potencias occidentales escudándose en el antiterrorismo.
Pero hace 54 años, en 1960, el panorama
político de América Latina era otro, caracterizándose por el dominio de
algunas dictaduras como en República Dominicana, Haití, Nicaragua y
Paraguay, así como una mayoría de gobiernos lacayos que se plegaban a
los dictados de Washington en complicidad con la Organización de Estados
Americanos (OEA).
Sin embargo, el 26 de septiembre de 1960 pasó a la historia de las Naciones Unidas, porque ese día intervino ante la Décimo quinta Asamblea General de la ONU el Comandante en Jefe Fidel Castro, entonces Primer Ministro del Gobierno Revolucionario de Cuba, en un discurso que se extendió durante 5 horas y 18 minutos, el más largo que se haya escuchado en el plenario de ese organismo mundial en toda su historia y así está recogido en el libro de Record Güines.
En ese discurso, Fidel fue claro, valiente e inteligente poniendo los puntos sobre las ies, denunciando la agresión de Estados Unidos contra Cuba y la complicidad de la OEA, señalando que Cuba había estado dispuesta a discutir sus problemas con el gobierno de Estados Unidos, pero este no quiso hacerlo y apeló a las agresiones de todo tipo.
Asimismo, el Primer Ministro cubano abordó los problemas más cruciales que caracterizaban al mundo de entonces, sobre todo el de la paz y en ese sentido expresó que las guerras habían surgido desde el principio de la humanidad por el deseo de unos de apoderarse de las riquezas de otros y en ese sentido, apuntó: “! Desaparezca la filosofía del despojo, y habrá desaparecido la filosofía de la guerra!”
Aquella intervención de Fidel ante el plenario de la Organización de Naciones Unidas terminó con un estruendoso aplauso que se prolongó por varios minutos, algo inusual, y que 54 años después sigue alentando a los pueblos del mundo a revelarse contra los poderosos y aquellos que pretenden adueñarse del organismo mundial para manejarlo a su antojo.
Sin embargo, el 26 de septiembre de 1960 pasó a la historia de las Naciones Unidas, porque ese día intervino ante la Décimo quinta Asamblea General de la ONU el Comandante en Jefe Fidel Castro, entonces Primer Ministro del Gobierno Revolucionario de Cuba, en un discurso que se extendió durante 5 horas y 18 minutos, el más largo que se haya escuchado en el plenario de ese organismo mundial en toda su historia y así está recogido en el libro de Record Güines.
En ese discurso, Fidel fue claro, valiente e inteligente poniendo los puntos sobre las ies, denunciando la agresión de Estados Unidos contra Cuba y la complicidad de la OEA, señalando que Cuba había estado dispuesta a discutir sus problemas con el gobierno de Estados Unidos, pero este no quiso hacerlo y apeló a las agresiones de todo tipo.
Asimismo, el Primer Ministro cubano abordó los problemas más cruciales que caracterizaban al mundo de entonces, sobre todo el de la paz y en ese sentido expresó que las guerras habían surgido desde el principio de la humanidad por el deseo de unos de apoderarse de las riquezas de otros y en ese sentido, apuntó: “! Desaparezca la filosofía del despojo, y habrá desaparecido la filosofía de la guerra!”
Aquella intervención de Fidel ante el plenario de la Organización de Naciones Unidas terminó con un estruendoso aplauso que se prolongó por varios minutos, algo inusual, y que 54 años después sigue alentando a los pueblos del mundo a revelarse contra los poderosos y aquellos que pretenden adueñarse del organismo mundial para manejarlo a su antojo.
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