Plaza de la revolución

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jueves, 7 de agosto de 2014

Cultura en la República Neocolonial (II)


Por Yulia Nela González Bazán

Desarrollo del ensayo, la oratoria y el periodismo

Santiago de Cuba, 7 ago.— Los cambios políticos ocurridos en la Isla a partir del cese de la soberanía española se significaron por el disfrute de la absoluta e irrestricta libertad en la expresión de las ideas. El ejercicio de este derecho se manifestó de modo ascendente en el periodismo y en la oratoria tanto en los años de la ocupación militar de los EE.UU. como en los primeros años de la República. Los diarios habaneros de mayor circulación y prestigio fueron: La Discusión, La Lucha, El Mundo y el Diario de la Marina.

La Discusión, fundada por Adolfo Márquez Sterling, que desapareció durante el periodo de la guerra separatista, reapareció en 1899 bajo la dirección de Manuel Coronado. Contó con un buen consejo de redacción, que contribuyó a dar fuerza al lema “Diario cubano para el pueblo cubano”, que el periódico llevaba como subtítulo.  A parte de la columna editorial, que reflejaba el criterio del periódico, mantuvo la publicación de artículos de fondo autorizados con firmas de personas de prestigio, como las de Manuel Sanguily  y Juan Gualberto Gómez. Tuvo durante algunos años una sección llamada “La nota del día” que gozaba de las preferencias del público. Jesús Castellanos, quien tenía a su cargo la sección editorial, publicaba otra sección “Una semana menos” y otra dedicada al comentario de los sucesos más importantes de la vida internacional. Publicó además una serie de semblanzas de los hombres que se destacaban en la actualidad política, en los que agregaba una caricatura del personaje. La discusión subsistió hasta 1924.

La lucha, que desde 1885 dirigía Antonio San Miguel, tuvo durante varios años a cargo de la columna editorial a Juan Gualberto Gómez hasta 1913. Tenía otra sección de fondo, dedicada a comentarios breves sobre la actualidad política, a cargo del editor; artículos leídos con interés  por buena parte del público, debido al agudo y malicioso espíritu que los animaba: frases cortas no exentas de ironía y a veces de sarcasmo.

El Mundo fue fundado en 1901 por Rafael F. Govín. Allí alcanzo renombre Manuel Márquez Sterling que desde temprana hora fue jefe de redacción.  Atendía la columna editorial y una breve e intencionada sección de actualidad “La nota política del día”. También publicó una serie de semblanzas de las figuras políticas del momento inicial de la República, ilustradas con caricaturas de Ricardo de la Torriente (dibujante).

Frente a los periódicos que reflejaban el estado de espíritu de los cubanos se encontraba el “Diario de la Marina” que mantuvo siempre su tendencia españolista, muchas veces en pugna con el pensamiento cubano. Otros periódicos como La Unión Española, El Comercio, El avisador Comercial, El nuevo País, secundaban al Diario de la Marina; pero con menos ardor y virulencia. Otros comentaban la actualidad en forma joco-seria auxiliándose en ilustraciones caricaturescas.   

Revista de Avance surge en La Habana en 1927 con frecuencia quincenal. El primer número vio la  luz el 15 de marzo. Fungían como editores Alejo Carpentier, Martín Casanova, Francisco Ichaso, Jorge Mañach y Juan Marinello. En el número 2 se retira Carpentier y ocupa su lugar José Sacarías Tallet. Cuando es expulsado de Cuba Casanovas (1927) llega Félix Lizaso (11). 

Desde el número 18 se publica mensualmente. Se inscribió dentro de los marcos de los problemas estéticos y literarios de su tiempo.
Tuvo muchos colaboradores tanto nacionales como extranjeros. Desempeñó un papel importante en la divulgación de la música y las artes plásticas. Dieron su aporte también destacados pintores cubanos como Víctor Manuel y Carlos Enríquez.

La Revista de Avance traía nuevas orientaciones, representaba más que una generación, un grupo de gente moza, ávida de novedad y de cambio, dispuesta a acoger orientaciones de vanguardia vocablo que se abría paso para dar cabida a tendencias innovadoras y a una expresión literaria perpetuamente renovada. Sus redactores firmes en su oposición al régimen de Machado, entendieron que era momento de luchar, ya en la clandestinidad, ya a cara descubierta.             

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