“Los gobiernos latinoamericanos han dejado a Cuba sola. Me voy con mi pueblo, y con mi pueblo se van también de aquí los pueblos de nuestra América”
Santiago de Cuba, 22 ago.— Las anteriores palabras fueron pronunciadas por el canciller cubano Raúl Roa García, al retirarse la delegación de la isla caribeña de la VII Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de la Organización de Estados Americanos, que se celebró en San José, Costa Rica, entre el 22 y el 29 de agosto de MIL 960, hace 54 años.
Esta reunión convocada por la OEA no era más que una vergonzosa conjura orquestada por Estados Unidos en complicidad con algunos gobiernos títeres del área, para excluir a Cuba de la Organización de Estados Americanos, propósito que ya tenía su antecedente en la V Reunión de Consulta celebrada un año antes por esta misma fecha en Santiago de Chile.
Ante los planes norteamericanos para utilizar a la OEA como trampolín para agredir a la isla, en Washington, sede de la Organización, el canciller Raúl Roa había expresado: “El Gobierno de Cuba está convencido que todas esas acusaciones lo que pretenden es crear un ambiente internacional hostil y organizar en Cuba una conjura del tipo intervencionista, a los efectos de interferir, obstaculizar, o malograr el desarrollo de la Revolución Cubana”
La propia agenda de la Reunión de Consulta de Cancilleres de la OEA en San José de Costa Rica, dejaba claro esos propósitos donde aparecía el fortalecimiento de la solidaridad continental y del Sistema Interamericano, especialmente ante las amenazas de intervención extracontinental, y la consideración de las tensiones existentes en la región del Caribe.
Estaba claro que el blanco directo de estas acusaciones era Cuba, país del Caribe donde había triunfado una revolución social, donde la Ley de reforma Agraria había afectado los grandes intereses yanquis y en ese mismo agosto de 1960 se habían nacionalizado las más importantes empresas norteamericanas como la eléctrica, la telefónica, las refinerías de petróleo, los centrales azucareros y los bancos entre otras.
Asimismo, al referirse la agenda de la reunión a la intervención extracontinental se aludía a la mano tendida a Cuba por la Unión Soviética, que había comprado a mejor precio el azúcar que Estados Unidos rebajó de la cuota de exportación de la isla, además de suministrar el petróleo para que no se paralizara la nación por la negativa estadouni
dense de venderle el crudo a Cuba, entre otros gestos de verdadera solidaridad internacional.
Aunque Cuba se retiró valientemente de esta VII Reunión de Cancilleres de la OEA sin terminar la misma, no se logró en esta ocasión el propósito de excluir a la isla del Sistema Interamericano, pero dejó abierto el camino para que en 1962 Estados Unidos lograra ese propósito, lo que dio lugar a que nuestro pueblo enarbolara una consigna que lo resumía todo: “Con OEA o sin OEA ganaremos la pelea”
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