Por Marlene Montoya/Foto INTERNET
Santiago de Cuba, 28 abr.— El 28 de abril de 1522 la Corona Española entregó el Título de Ciudad a la villa de Santiago de Cuba, fundada siete años antes. Muchos valores atesora esta plaza del oriente cubano como son históricos, culturales y arquitectónicos, y entre estos últimos se distingue el estilo ecléctico, cuyo máximo exponente fue el santiaguero Carlos Segrera.
Santiago de Cuba, 28 abr.— El 28 de abril de 1522 la Corona Española entregó el Título de Ciudad a la villa de Santiago de Cuba, fundada siete años antes. Muchos valores atesora esta plaza del oriente cubano como son históricos, culturales y arquitectónicos, y entre estos últimos se distingue el estilo ecléctico, cuyo máximo exponente fue el santiaguero Carlos Segrera.
Nacido en esta urbe, el 29 de febrero de
1880, a su ingenio se debe un buen número de edificios devenidos
símbolos hasta la actualidad. Perteneció Segrera a la primera graduación
de arquitectos en Cuba y luego se tituló de ingeniero civil y
agrimensor, conocimientos enriquecidos en países de Europa y América,
que influyeron en su gusto depurado, de amplias concepciones y técnica
atrevida.
En febrero de 1908 el Ayuntamiento de Santiago de Cuba declaró vacante el cargo de Arquitecto Municipal y entonces fue asumido por Segrera, con un desempeño serio y de rigor hasta poco antes de su muerte, ocurrida prematuramente, a los 42 años.
A la vez, desarrolló su profesión de forma particular, al elaborar planos de edificaciones por encargo.
Sus proyectos de obras lo colocaron en la cima de la fama, por constituir edificios únicos, símbolos de la urbe y haberlos ejecutado dentro del discurso ecléctico con una creatividad imaginativa y un sentido exacto de proporciones, que le convierten en ejemplo del estilo en Santiago de Cuba.
Entre los más importantes se encuentran la residencia de Avenida Manduley, en el reparto Vista Alegre, ocupada hoy por la Cámara de Comercio de Cuba, los hoteles
Casa Granda, Venus e Imperial, y el Club San Carlos, que por muchos años fue Casa de Cultura Municipal y pronto se convertirá en un museo de artes.
Tuvieron el sello de Segrera también el majestuoso Palacio de Gobierno, sede actual de la Asamblea Provincial del Poder Popular, el Museo Emilio Bacardí, la tienda La California, el Palacete de José Bosch, donde abre sus puertas un palacio de pioneros;, y el edificio Valentín Serrano, por solo citar algunos.
Aseguran que como proyectista Segrera tuvo su momento más brillante en la segunda década del siglo XX, con obras que constituyen hitos de la localidad.
De sus diseños, el 39 por ciento estuvo relacionado con la vivienda y el resto a construcciones civiles como hoteles, cines-teatros, café-restaurant, parques, banco, círculo social, mercado, matadero, almacén, deportivas, salud, museo, político-administrativa e instalaciones religiosas.
Una ferviente estudiosa de su obra fue la arquitecta Marta Lora, cuya muerte, también prematura, le impidió continuar las indagaciones sobre la obra de Carlos Segrera, de quien dejó un libro elaborado de conjunto con su colega Carmen Lemus.
Esa publicación de la Oficina del Conservador de la Ciudad lleva al lector a conocer el proceso constructivo de inmuebles concebidos o remodelados por el artista.
En los festejos por el medio milenio de la fundación de la villa, el próximo año, los majestuosos edificios creados por Segrera vestirán sus mejores galas, en
particular aquellos de los alrededores del parque Céspedes, donde mejor se toma el pulso a la añeja urbe que rejuvenece por la fecha.
En febrero de 1908 el Ayuntamiento de Santiago de Cuba declaró vacante el cargo de Arquitecto Municipal y entonces fue asumido por Segrera, con un desempeño serio y de rigor hasta poco antes de su muerte, ocurrida prematuramente, a los 42 años.
A la vez, desarrolló su profesión de forma particular, al elaborar planos de edificaciones por encargo.
Sus proyectos de obras lo colocaron en la cima de la fama, por constituir edificios únicos, símbolos de la urbe y haberlos ejecutado dentro del discurso ecléctico con una creatividad imaginativa y un sentido exacto de proporciones, que le convierten en ejemplo del estilo en Santiago de Cuba.
Entre los más importantes se encuentran la residencia de Avenida Manduley, en el reparto Vista Alegre, ocupada hoy por la Cámara de Comercio de Cuba, los hoteles
Casa Granda, Venus e Imperial, y el Club San Carlos, que por muchos años fue Casa de Cultura Municipal y pronto se convertirá en un museo de artes.
Tuvieron el sello de Segrera también el majestuoso Palacio de Gobierno, sede actual de la Asamblea Provincial del Poder Popular, el Museo Emilio Bacardí, la tienda La California, el Palacete de José Bosch, donde abre sus puertas un palacio de pioneros;, y el edificio Valentín Serrano, por solo citar algunos.
Aseguran que como proyectista Segrera tuvo su momento más brillante en la segunda década del siglo XX, con obras que constituyen hitos de la localidad.
De sus diseños, el 39 por ciento estuvo relacionado con la vivienda y el resto a construcciones civiles como hoteles, cines-teatros, café-restaurant, parques, banco, círculo social, mercado, matadero, almacén, deportivas, salud, museo, político-administrativa e instalaciones religiosas.
Una ferviente estudiosa de su obra fue la arquitecta Marta Lora, cuya muerte, también prematura, le impidió continuar las indagaciones sobre la obra de Carlos Segrera, de quien dejó un libro elaborado de conjunto con su colega Carmen Lemus.
Esa publicación de la Oficina del Conservador de la Ciudad lleva al lector a conocer el proceso constructivo de inmuebles concebidos o remodelados por el artista.
En los festejos por el medio milenio de la fundación de la villa, el próximo año, los majestuosos edificios creados por Segrera vestirán sus mejores galas, en
particular aquellos de los alrededores del parque Céspedes, donde mejor se toma el pulso a la añeja urbe que rejuvenece por la fecha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario