Por Margarita Piedra Cesar
Santiago de Cuba, 27 dic.— La victoria del Ejército Rebelde en la Batalla de Guisa, el 30 de noviembre de 1958, fue sin dudas, el principio del fín para las tropas del dictador Fulgencio Batista en el Oriente de Cuba y dio paso a la Operación Santiago, para reducir y tomar la ciudad capital de la provincia y el bastión militar más importante del regimen fuera de La Habana.
En los días posteriores al Combate de Guisa y durante el mes de diciembre de 1958, cayeron en poder de los rebeldes las localidades de Jiguaní, Santa Rita, Baire, Contramaestre, El Cobre, San Luis, La Maya, Alto Songo, entre otros sitios, por lo que en la ruta central hacia Santiago de Cuba desde Bayamo, solo quedaban el poblado de Maffo y la ciudad de Palma Soriano.
Es así como el 22 de diciembre de 1958 en el lugar conocido por El Tamarindo, el Comandante en Jefe Fidel Castro, Jefe de la Columna 1 y del Primer Frente se reunió con los jefes del II y III Frentes, Comandantes Raúl Castro y Juan Almeida, respectivamente, para iniciar conjuntamente el cerco en torno a Santiago de Cuba con la toma de la ciudad de Palma Soriano, el reducto más importante del ejército del régimen en esta vía.
El 23 de diciembre un disparo de bazooka contra la Estación de la Policía marcó el inicio de la batalla de Palma, donde en varios puntos de la ciudad se parapetaron importantes fuerzas de la tiranía, lo que provocó que a partir de ese momento se combatiera prácticamente casa por casa y en los edificios que rodeaban el Parque Central.
El ejército de la tiranía se defendió fuertemente, hasta con ametrallamientos y bombardeos aéreos sobre la ciudad, pero no pudo contener el avance impetuoso de las tropas rebeldes, que lo obligó a capitular el 27 de diciembre de 1958 habiéndose ocupado más de 350 armas que sirvieron para reforzar a la guerrilla en su avance hacia Santiago de Cuba.
Cuatro días después de la victoria del Ejército Rebelde en Palma Soriano, el Primero de Enero de 1959 desde esa misma ciudad, el Comandante en Jefe. Fidel Castro llamó al pueblo a defender la victoria popular que traidoramente algunos aliados al tirano en contubernio con la embajada norteamericana pretendían escamotear el triunfo que definitivamente fue proclamado ese mismo día primero, en horas de la noche, en el Parque Céspedes de Santiago de Cuba.
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