Por Bárbara Deás Trobajo
Jornadas de homenaje póstumo al líder histórico sudafricano Nelson Mandela, por su pérdida física, desarrollan por estos días y hasta el próximo 15 estudiantes y profesores de la Facultad Número 2 de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba.
Un libro de condolencias fue abierto en esa institución, en coordinación con el Comité de solidaridad con África de esta provincia, para quienes deseen expresar su sentir por el fallecimiento del extraordinario prócer sudafricano.
El estudiante de Medicina Cristofer de Lima Eduardo, presidente del Comité de África en Santiago de Cuba declaró al sitio digital TVSantiago, que realizarán actividades políticos y solemnes en honor a Mandela, y para ello se reunirán los estudiantes del continente africano que estudian en otras facultades de medicina del territorio.
Jornadas de homenaje póstumo al líder histórico sudafricano Nelson Mandela, por su pérdida física, desarrollan por estos días y hasta el próximo 15 estudiantes y profesores de la Facultad Número 2 de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba.
Un libro de condolencias fue abierto en esa institución, en coordinación con el Comité de solidaridad con África de esta provincia, para quienes deseen expresar su sentir por el fallecimiento del extraordinario prócer sudafricano.
El estudiante de Medicina Cristofer de Lima Eduardo, presidente del Comité de África en Santiago de Cuba declaró al sitio digital TVSantiago, que realizarán actividades políticos y solemnes en honor a Mandela, y para ello se reunirán los estudiantes del continente africano que estudian en otras facultades de medicina del territorio.
Argumentó que muchos gestos de
solidaridad por fallecimiento de Nelson Mandela se perciben en las
universidades médicas como compromiso permanente de Cuba con la causa y
la lucha de los sudafricanos, como la mejor manera de honrarlo
eternamente.
Alberto García Vidal, decano de la Facultad número 2 de medicina expresó que la escuela cuenta con una distintiva representación de estudiantes sudafricanos, quienes unidos a los hermanos cubanos conforman la matrícula de más de Dos Mil alumnos.
Acotó que hasta el día 15 permanecerán los honores a Mandela y se recordará como el revolucionario íntegro y valiente, el líder político defensor de la paz, la justicia social y la igualdad.
Entrañable amigo de Cuba, Mandela, en quien África tuvo un luchador incansable contra el racismo y la dominación colonial, murió el cinco de diciembre último, a la edad de 95 años.
Con larga vida de entrega y sacrificios al servicio de su país, este líder es considerado, desde mucho antes de su deceso, entre los indiscutibles próceres africanos y, con sobrada razón, una de las grandes personalidades del pasado siglo y principios del actual, donde tuvieron lugar las enaltecedoras acciones que signaron su existencia ejemplar.
Desde hace mucho Mandela, quien era parte indisoluble de la historia sudafricana y universal, integra el olimpo de los hombres buenos, hacedores de pueblos, forjadores de naciones. Fue luchador antiapartheid, que nació como revolucionario en las calles de su natal Mvezo -poblado de 300 habitantes cerca de Umtata en el Transkei- y se forjó en el quehacer revolucionario en otras localidades.
Veintisiete años en prisiones de su país y su liberación ocurrió el primero de febrero de 1990, luego de incontables penurias las cuales dañaron su salud.
Pero asimismo consolidó postura ante el régimen racista que gobernaba Sudáfrica, y su comportamiento honorable y ético, le granjearon la devoción de su pueblo e, incluso, el respeto y admiración hasta de sus propios carceleros.
Como hacen los buenos, ofrendó sus mejores años y salud al enfrentamiento contra el apartheid, criminal sistema racista imperante en la nación más, austral de África, mediante el cual apenas el 15 por ciento de la población, conformada por blancos, mantenía en despiadada opresión a la inmensa mayoría de los habitantes del país compuesta por negros y, en menor cuantía, mestizos.
Cordura, valentía, afabilidad, desprendimiento, hidalguía, bondad sin límites desprovista de rencores, inteligencia y clara visión de futuro, fueron algunos de los atributos de Madiba.
Ese cariñoso y familiar apelativo con el cual prefería llamarle su pueblo, venía del título que le concedieran los ancianos de la etnia xhosa a la cual pertenecía.
Alrededor de 50 títulos honoris causa, conferidos por igual número de universidades del mundo y decenas de condecoraciones y premios internacionales, incluido el Nóbel de la Paz, obtenido en 1993, son harto suficientes para mostrar el alcance mundial y la valía de este noble amigo de Cuba y de las causas justas del planeta.
Profesó como nadie el amor por sus semejantes, lo cual fue la base de su estrategia política, basada en la unidad nacional mediante el perdón a los horrores del racismo y enfilada a la reconciliación nacional.
Pero tales acciones, a la larga, lo invistieron del prestigio que le permitió llevar con éxito su filosofía y lograr la fundación de la verdadera Sudáfrica democrática y multirracial, como siempre soñó y preconizó.
Cuando Mandela contaba 54 años, fue detenido por el régimen racista de su país y condenado a cadena perpetua.
Por entonces, aún enérgico y robusto luchador de andar rápido y firme, de ideas muy claras y objetivos bien definidos, nadie jamás le escuchó lanzar alguna frase de rencor o articular gestos de desdén contra sus peores enemigos.
La humanidad acaba de perder físicamente a Mandela, pero el futuro realzará aún más sus virtudes humanas.
Alberto García Vidal, decano de la Facultad número 2 de medicina expresó que la escuela cuenta con una distintiva representación de estudiantes sudafricanos, quienes unidos a los hermanos cubanos conforman la matrícula de más de Dos Mil alumnos.
Acotó que hasta el día 15 permanecerán los honores a Mandela y se recordará como el revolucionario íntegro y valiente, el líder político defensor de la paz, la justicia social y la igualdad.
Entrañable amigo de Cuba, Mandela, en quien África tuvo un luchador incansable contra el racismo y la dominación colonial, murió el cinco de diciembre último, a la edad de 95 años.
Con larga vida de entrega y sacrificios al servicio de su país, este líder es considerado, desde mucho antes de su deceso, entre los indiscutibles próceres africanos y, con sobrada razón, una de las grandes personalidades del pasado siglo y principios del actual, donde tuvieron lugar las enaltecedoras acciones que signaron su existencia ejemplar.
Desde hace mucho Mandela, quien era parte indisoluble de la historia sudafricana y universal, integra el olimpo de los hombres buenos, hacedores de pueblos, forjadores de naciones. Fue luchador antiapartheid, que nació como revolucionario en las calles de su natal Mvezo -poblado de 300 habitantes cerca de Umtata en el Transkei- y se forjó en el quehacer revolucionario en otras localidades.
Veintisiete años en prisiones de su país y su liberación ocurrió el primero de febrero de 1990, luego de incontables penurias las cuales dañaron su salud.
Pero asimismo consolidó postura ante el régimen racista que gobernaba Sudáfrica, y su comportamiento honorable y ético, le granjearon la devoción de su pueblo e, incluso, el respeto y admiración hasta de sus propios carceleros.
Como hacen los buenos, ofrendó sus mejores años y salud al enfrentamiento contra el apartheid, criminal sistema racista imperante en la nación más, austral de África, mediante el cual apenas el 15 por ciento de la población, conformada por blancos, mantenía en despiadada opresión a la inmensa mayoría de los habitantes del país compuesta por negros y, en menor cuantía, mestizos.
Cordura, valentía, afabilidad, desprendimiento, hidalguía, bondad sin límites desprovista de rencores, inteligencia y clara visión de futuro, fueron algunos de los atributos de Madiba.
Ese cariñoso y familiar apelativo con el cual prefería llamarle su pueblo, venía del título que le concedieran los ancianos de la etnia xhosa a la cual pertenecía.
Alrededor de 50 títulos honoris causa, conferidos por igual número de universidades del mundo y decenas de condecoraciones y premios internacionales, incluido el Nóbel de la Paz, obtenido en 1993, son harto suficientes para mostrar el alcance mundial y la valía de este noble amigo de Cuba y de las causas justas del planeta.
Profesó como nadie el amor por sus semejantes, lo cual fue la base de su estrategia política, basada en la unidad nacional mediante el perdón a los horrores del racismo y enfilada a la reconciliación nacional.
Pero tales acciones, a la larga, lo invistieron del prestigio que le permitió llevar con éxito su filosofía y lograr la fundación de la verdadera Sudáfrica democrática y multirracial, como siempre soñó y preconizó.
Cuando Mandela contaba 54 años, fue detenido por el régimen racista de su país y condenado a cadena perpetua.
Por entonces, aún enérgico y robusto luchador de andar rápido y firme, de ideas muy claras y objetivos bien definidos, nadie jamás le escuchó lanzar alguna frase de rencor o articular gestos de desdén contra sus peores enemigos.
La humanidad acaba de perder físicamente a Mandela, pero el futuro realzará aún más sus virtudes humanas.
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