Ciudad del Vaticano, 27 de febrero.— Benedicto XVI, en su último mensaje como Sumo Pontífice, animó a los miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro a confiar en una Iglesia "viva" que Dios "no dejará hundirse".
Joseph Ratzinger, quien este jueves entrega sus poderes de la Santa Sede, admitió que durante ocho años tuvo "momentos de alegría y luz, pero también momentos que no han sido fáciles", cita PL.
Para atajar especulaciones sobre sus motivos para retirarse del cargo, el Santo Padre reiteró que dio ese paso conociendo la profunda gravedad y novedad de esa decisión, pero con un ánimo sereno.
Amar a la Iglesia significa también tener el valor de tomar decisiones difíciles y dolorosas, anteponiendo siempre el bien de la Iglesia, no el de uno mismo, apuntó el Sumo Pontífice.
Informa AFP que bajo un sol resplandeciente y en medio de fuertes medidas de seguridad, grupos de peregrinos ovacionaron al Papa cantando y clamando en su honor:
"¡Benedicto!, ¡Benedicto!".
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