Solo la previsión es garante de las vidas humanas y los recursos económicos del Estado y la ciudadanía. Por eso, con suficiente antelación a la entrada de la tormenta tropical Isaac a nuestro país, ocurrida en horas de la mañana de este sábado, se habían tomado las medidas necesarias en las provincias orientales, declaradas en fase de alerta, y en las centrales en fase informativa (de Ciego de Ávila a Matanzas), según enfatizaron representantes de varios organismos e instituciones, pertenecientes al Consejo de Defensa Nacional.
Esas labores de prevención redujeron los daños e Isaac lo que hizo fue darnos muchas lluvias, las cuales contribuyeron a la recuperación de los embalses (a casi 75 millones de metros cúbicos asciende el volumen de agua recogida en las presas de las cinco provincias orientales y Camagüey).
No obstante, por los peligros que entrañan las precipitaciones excesivas, se orientó no bajar la guardia y mantener las medidas de precaución.
Cuba volvió a mostrar su efectividad en la reducción de desastres, por lo que este fin de semana transcurrió sin grandes sobresaltos, gracias a la preparación.
Baracoa resultó ser el municipio más afectado de la región oriental, pero justamente allí —experiencia extendida al resto de la nación— fue donde se verificó con más fuerza la validez de la nueva concepción sobre las evacuaciones: oportunas, pero racionales. (Redacción Nacional)
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