Autor : Margarita Piedra Cesar
Debió ser triste para Santiago de Cuba y sus habitantes aquel 28 de
agosto de 1922, cuando a la edad de 78 años falleció Emilio Bacardí
Moreau, a quien con toda justicia se le ha llamado benefactor de la
ciudad, de su cultura y de su historia.
Emilio Bacardí Moreau,
nació en Santiago de Cuba el 5 de junio de 1844 y entre 1868 y 1898,
participó en múltiples actividades conspirativas contra España, por lo
que fue llevado a prisión y al destierro por largos años, y sólo pudo
regresar a la Isla tras el fin de la guerra de independencia.
Al
producirse la derrota de España en la isla, Emilio Bacardí asume la
alcaldía municipal de Santiago de Cuba, dedicándose con fervor a esa
tarea y sobre todo, a mejorar aspectos sociales de la población entre
ellos, la construcción de escuelas y otras obras públicas, como el
propio museo que hoy lleva su nombre, la biblioteca que lleva el nombre
de su esposa Elvira Cape, la escuela de Bellas Artes y la Banda de
Música Municipal.
En 1901, Emilio Bacardí fue reelegido
nuevamente alcalde por la población, ocasión en que oficializó dos
bellas tradiciones de la ciudad: la Fiesta de la Bandera los 31 de
diciembre a las 12 de la noche, así como comenzar y finalizar las
retretas de la Banda Municipal con las notas del Himno Nacional cubano.
Su
vida pública fue más allá de su natal Santiago, y en 1906 fue electo
senador de la República, desde donde combatió la corrupción
administrativa y la prepotencia de los más poderosos, fustigando a
aquellos que apelaban a la intervención norteamericana para resolver los
problemas de la Isla.
Como intelectual, Emilio Bacardí dejó
escrito un gran número de obras, entre ellas, sus crónicas de Santiago,
que en 10 tomos muestran la vida cotidiana de la ciudad desde su
fundación en 1515 hasta los albores del Siglo XX.
Emilio Bacardí
Moreau, murió el 28 de agosto de 1922 a la edad de 78 años después de
una fructífera vida a la cual Santiago de Cuba le debe mucho. Por eso,
en este aniversario 90 de su fallecimiento le recordamos como lo que
fue, un benefactor de la ciudad.
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