Autor : Adis López González y Adislenes Ruenes
Marcó el impulso a una trayectoria que uniría a toda la nación en torno al propósito de independencia
Tras los combates de la Plata y Pino del Agua, los
revolucionarios habían decidido que su andar fuera indetenible por lo
que debían estar más fortalecidos para socavar el asecho de la dictadura
batistiana y poder extender las acciones hacia el Occidente.
No
distó mucho para que los guerrilleros marcharan mochila y fusil al
hombro, pocos recursos económicos, pero con la frente en alto desde las
Mercedes en la Sierra Maestra hacia Las Villas.
El 31 de agosto
de 1958 la columna no.8 “Ciro Redondo” ponía en práctica los
Conocimientos de la Escuela de Reclutas, creadas con el fin de
entrenarlos para la misión que asumirían, junto a la persona que fuera
el maestro y luego guía de la invasión: Comandante Ernesto Che Guevara.
Partían así, en la tarde de un día como hoy, 140 hombres hacia la victoria definitiva de la insurrección armada en nuestro país.
La
marcha decorosa hasta Las Villas no fue tarea fácil para los
guerrilleros, pues tuvieron que enfrentar disímiles inclemencias de la
naturaleza y combatir contra un ejército superior en armamento, al que
se sobrepuso la unión de todas las fuerzas rebeldes y que viera su mayor
realización en el momento histórico de aquel 1 de enero de 1959.
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