Autor : Israel Hernández Planas
Benedicto XVI llegó como un peregrino a Cuba. Despacio pero seguro descendió del Boeing 777 de Alitalia que le trajo a América Latina, por primera vez a países de habla hispana. En Santiago de Cuba soplaba una fuerte brisa marinera que calmaba el intenso calor que abrazaba la colina donde se sitúa el Aeropuerto Internacional Antonio Maceo.
Su Santidad Benedicto XVI llegó en las primeras horas de la tarde del día 26 de marzo a esta ciudad, ubicada a casi 900 kilómetros de la Habana y a unos 250 de la Bahía de Nipe, donde hace 400 años fue encontrada la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre por tres pescadores que en mar picada rescataron el icono católico que durante estas 4 centurias ha sido venerado por millones de cubanos.
El Papa vino a Cuba con motivo de los 4 siglos de presencia de la Virgen entre los cubanos. A su llegada el Sumo Pontífice expresó cuánto valora al pueblo cubano para el que siempre dedica buenos pensamientos.
“Los tengo siempre muy presentes en mi corazón y mi oración, y más aún en los días en que se acercaba el momento tan deseado de visitarles…”, expresó el también Obispo de Roma al pisar tierra santiaguera.
Un verdadero mar de pueblo se congregó a lo largo de casi 8 kilómetros para saludar a Benedicto XVI en su tránsito desde la pista del aeropuerto santiaguero hasta el Arzobispado de Santiago de Cuba. Al paso del vehículo panorámico que le transportó el pueblo le tributó cordiales aplausos y el tremolar de banderas cubanas y vaticanas, en el ejemplo más profundo de respeto y cariño.
Ya a la caída de la noche y bajo un cielo de tonalidades desde azul turquesa hasta el marino amenazante una multitud de casi 250 personas aplaudió al unísono al Papa a su arribo a la Plaza de la Revolución Antonio Maceo.
Creyentes y no creyentes escucharon el mensaje de paz y esperanza que profirió Benedicto XVI en la homilía de la Santa Misa.
“Queridos hermanos, ante la mirada de la Virgen de la Caridad del Cobre, deseo hacer un llamado para que den nuevo vigor a su fe…y con las armas del perdón y la comprensión, luchen para construir una sociedad abierta y renovada”, expresó el Papa ante feligreses y pueblo en general que acudieron desde todas las provincias orientales a la celebración litúrgica.
Ni siquiera la lluvia impertinente deslució el evento que mantuvo enfocados a miles de cubanos que con agrado vieron como el Papa honraba a la Virgen de la Caridad con la Rosa de oro, una condecoración que otorga el Santo Padre a algunas personalidades y advocaciones de la Virgen María, una tradición que se remonta al papado de León IX, en 1049.
En el Santuario Nacional de la Virgen, ubicado en la localidad del Cobre, Benedicto XVI se deleitó con la melodiosa interpretación del Ave María al estilo de la Steel Band del Cobre poco antes de dirigirse al aeropuerto para abordar el avión que le condujo a la Habana.
Cuando el avión Boeing 777 de Alitalia, cuyo apelativo aéreo es Vaticano 1, despegue del aeropuerto José Martí rumbo a Roma este 28 de marzo de 2012, el Papa habrá dejado una profunda huella en los cubanos y en los santiagueros en especial. Habrá recorrido unos 22 000 kilómetros en 6 días, toda una proeza para un hombre de casi 85 años. Pero sin dudas habrá sido un viaje memorable incluso para el mismo Pontífice que aprendió de la buena voluntad de los cubanos en seguir construyendo una sociedad con todos y para el bien de todos.
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