Hoy son menos las diferencias que existen entre las ciudades y las localidades montañosas de esta provincia. Las condiciones de vida de los habitantes que residen en las zonas rurales mejoran por día.
Un enclave poblacional que se ha venido transformando para el bien de sus habitantes, es sin lugar a dudas, la comunidad serrana 13 de Agosto, distante a 76 kilómetros de la capital provincial, frente al Mar Caribe.
Cuando uno llega a esta localidad serrana, luego de casi de dos horas de viaje, el cansancio desaparece ante la impresionante belleza de su paisaje.
Se cuenta que en 1981 tomó vida este pueblo, con unas 14 familias, inicialmente, que vivían separadas kilómetros una de otra. Hoy, 72 personas hacen de este pedacito de Santiago de Cuba algo referente en el Plan Turquino.
Debo significar que la comunidad "13 de Agosto", es la única en el país que recibe las señales de la televisión por cable. Me comentaba Luis Áreas Sin, presidente del Consejo Popular Sigua, que se recepcionan con muy buena calidad cinco canales y dos emisoras de radio.
Cuenta, además, con sala de televisión, panadería, escuela, bodega, médico de la familia y transporte de pasajeros –con dos refrencias al día- que hacen la vida mucho más placentera a 76 kilómetros de la ciudad de Santiago de Cuba.
Bañada por el Mar Caribe, la comunidad tiene una economía en ascenso, con destaque en la producción carbonera. Los especialistas de la Empresa Forestal Integral Gran Piedra Baconao aseguran que allí se produce el mejor carbón que exporta la provincia.
Otras producciones agropecuarias se abren paso en esa parte de la geografía santiaguera. Por ejemplo, los cultivos varios, frutales y los convenios ovino-caprino.
Por eso y muchas razones, la población de la comunidad 13 de Agosto, confía en merecer la condición de referencia nacional en el Plan Turquino, al concluir el primer trimestre del año.
¿Qué nos faltaría para ello? La respuesta no se hizo esperar: Incrementar la producción de alimentos, acotaba por un lado el representante del gobierno Áreas Sin, y seguir trabajando para autoabastecerse de leche fresca, pues todavía en la localidad reciben leche en polvo siete niños.
Cada día que pasa se nota el cambio y la voluntad, por encima de todo, de continuar apegados a ese lejano lugar santiaguero.
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