Plaza de la revolución

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jueves, 11 de abril de 2019

Devuelven a la ciudad emblemático inmueble del centro histórico de Santiago

Fruto del Proyecto de Colaboración entre la Oficina del Conservador de la Ciudad de Santiago de Cuba y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) se restauró el inmueble de la otrora farmacia Bottino, reconocida como la botica más importante de la urbe. 
 
Por Kenia Tabares Robles/Foto: José Vladimir Pérez García

Santiago de Cuba, 11 abr.— Devuelven a la ciudad el edificio de la otrora farmacia Bottino, uno de los inmuebles más importantes del centro histórico urbano. La obra recientemente concluida forma parte del amplio proceso de restauración del patrimonio histórico que se acomete en el territorio hace varios años.

La droguería ubicada en la esquina de las calles San Basilio y Santo Tomás, -justo detrás de la Santa Basílica Metropolitana Iglesia Catedral- devino desde 1894 centro de novedosas investigaciones científicas y establecimiento insignia del sistema farmacéutico santiaguero.

El prestigio del licenciado Luis Carlos Bottino y Duzán, boticario y propietario del inmueble, ascendió cuando logró que, a finales del siglo XIX la actividad farmacéutica en la urbe pasara a ser desempeñada por graduados de la especialidad y no por médicos.

Tal fue su impacto en la población que la memoria colectiva rememora aun los medicamentos homeopáticos y jarabes para catarros, incluso con complicaciones bronquiales y pulmonares.

Todavía el acervo popular -y hasta académico- reconoce al local de dos plantas como la farmacia Bottino, y no son pocos los curiosos que preguntan cuál será la suerte de la casona, localizada en un área privilegiada, próxima al parque Céspedes.

Lo cierto es, que hace diez años allí se perciben faenas constructivas, mas no se daba por concluida la obra. Hoy tras casi una década de estudio y trabajo, ¿y por qué no decirlo? de carencias de recursos, vale la pena admirar la calidad y belleza del local.

Con sumo cuidado e interés cinco generaciones de estudiantes de la Escuela Taller de la Restauración Ugo Luisi, de la Oficina del Conservador de la Ciudad (OCC) aprendieron a hacer haciendo, desarrollaron habilidades y reintegran el inmueble a la vida social de la ciudad.

Para Margiolis Alcántara Castillo ha sido un reto poner en práctica su multioficio de electricista y albañil. Lo mismo sucede con los cinco grupos de jóvenes que aprendieron además carpintería, herrería y pintura de obra. Ellos junto a sus profesores buscaron soluciones técnicas y constructivas para rescatar un edificio que estaba totalmente en ruinas.

Es cierto que costó no pocos esfuerzos. La OCC y sus lazos con la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo desafiaron el tiempo.

Yo, que tuve el privilegio de conocer el ímpetu de tantas personas, y reportar a la audiencia santiaguera los momentos más importantes de cada etapa de trabajo, confieso que fue una tarea de titanes.

Allí también se realizaron investigaciones arqueológicas y se encontraron vestigios que corroboraron sus funciones de farmacia.

Historiadores, arquitectos, periodistas mostraron interés por un edificio que parecía perdido.

Y de las ruinas nace hoy la sede para el Coro de Música Aurea, en el segundo nivel, mientras el primero aun no recibe el pronunciamiento de la dirección de farmacias en aras de retomar la función que lo hizo trascender en la historia.

Por su parte, Osvaldo Pérez Bell, Director de la Escuela Taller de la Restauración Ugo Luisi, contento por el éxito, reconoce a todos los jóvenes que participaron en la obra y pone en alto las potencialidades del centro formativo para asumir nuevos trabajos.

Y asi nuevas funciones y usos adquiere y recibirá el inmueble de la antigua farmacia Bottino, y con él nuevas miradas hacia una ciudad que responsablemente levanta su patrimonio.

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