Por Claudia González Catalán
Santiago de Cuba, 11 sep.— No hubo santiaguero que se quedara en casa aquel 11 de septiembre de 2007. Más de 25 mil personas tomaron las calles, bajo una lluvia de flores para despedir al Comandante Música.
Incluso los más jóvenes sabíamos del respeto, de la admiración, de la solemnidad. Ya mucho antes Juan Almeida Bosque se había perpetuado en el alma de Santiago de Cuba.
En esta ciudad que admiró, estuvo dispuesto a dar la vida. Desde III Frente, su sencillez y bravura definieron la épica de la Revolución. Por eso la loma La Esperanza, en el corazón de la Sierra Maestra, lo abrazó en la eternidad.
Ver la documentalística asociada a su figura, permite asomarse a la impronta de un hombre sensible, completamente seducido por una ciudad. El documental “Almeida”, producido por Mundo Latino en 2017, recoge el testimonio de Manuel La O Bicet, Colaborador del III Frente Oriental:
“Él decía que en Santiago, el Moncada, la Sierra; después diez años Delegado Político del Partido aquí en esta provincia. Decía, mi vida toda es Santiago.”
Varios temas musicales y otros muchos lugares, así lo confirman. Cada día en el Cementerio Santa Ifigenia, su elegía honra todas las etapas de la lucha revolucionaria. El Teniente Coronel Ney Miguel Milanés Gálvez, Director de la Banda de Música del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, cuenta sobre esta misión común:
“Lo encuentro con un papel de música, donde tenía lo que es la Elegía a José Martí. Me dijo: léete todo lo que tú puedas de Martí. Y me daba libros de Martí para que me leyera. Yo le dije: ¿en qué usted ha pensado en este tema? Me dice: en un poema musical para el Apóstol.”
Los estudios Siboney de la EGREM resguardan el legado musical de este cronista excepcional de la cotidianidad.
Como delegado del Buró Político del Partido, sentó un paradigma de carisma y capacidad. Su ejemplo fue un precedente significativo para Lázaro Expósito Canto, Miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Primer Secretario en Santiago de Cuba, según expresó en su entrevista para el citado documental:
“Cuando sales a la calle, si algo bueno se hace en Santiago, se acude a Almeida. Y escuchas: esto se parece a lo que hacía Almeida. Siempre el pueblo acude a la memoria, por el cariño que le tiene a Almeida.”
Almeida imprimió su nombre a la condición de patriota. Su espíritu irredento sigue motivando hoy a los santiagueros.
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