Por Armando Fernández Martí
Santiago de Cuba, 15 ene.— Hoy es el Día de la Ciencia Cubana y nuestra crónica sobre José Martí que sin ser un hombre puramente científico, sin embargo, supo desentrañar con orgánica lucidez muchos aspectos relacionados con el desarrollo tecnológico de su tiempo e hizo todo cuanto pudo para que esto se conociera desde su profesión como periodista, porque como se ha dicho y cierto es, a él nada humano le fue ajeno.
La versión integradora de la realidad le permitió a Martí desde la más temprana edad comprender que “un detalle en el órgano es a veces una revolución en el sistema”, y más tarde en 1882, cumpliendo ese concepto escribió: “El universo con ser múltiple es uno”, lo que muestra su concepción sistemática y didáctica del mundo.
En 1883 en una revista editada en Nueva York, al comentar sobre un libro del escritor y científico Felipe Poey, Martí expresó: “Ya va siento notabilísimo en los poetas y creadores de nuestra raza el afán de hacerse hombres de ciencia. ¡Y hacen bien!”
Con gran maestría José Martí exhorta a los niños a preocuparse por el futuro y prepararse para ello y en ese sentido decía en su libro La Edad de Oro: “Ahora la fuerza está en el saber más, más que en los puñetazos”. Es necesario –agregaba-, que los niños no vean, no toquen, no piensen en nada que no sepan explicar”
Y todos los que hemos tenido la oportunidad de leer alguna vez esa obra maestra del Apóstol, sanemos cuánto caudal de conocimiento encierran cada uno de los números publicados de la Edad de Oro en las diversas ramas del saber humano, incluida la historia.
Con respecto a la instrucción Martí abogó porque “la enseñanza científica vaya como la savia en los árboles, de a raíz al tope de la educación pública, que la enseñanza elemental sea ya elementalmente científica, que en vez de la historia de Josué, se enseñe la formación de la tierra”
Poco antes de morir en combate, en carta que le escribió a la pequeña María Mantilla, nuestro Héroe Nacional le dijo: “ Yo encuentro poesía mayor en los libros de ciencia, en la vida del mundo, en el orden del mundo, en el fondo del mar, en la verdad y la música del árbol, y su fuerza y amores, en lo alto del cielo, con sus familias de estrellas, y en la unidad del universo que encierra cosas diferentes, y es todo uno”
Concluyamos entonces que José Martí fue también un hombre de ciencia, uno de los precursores de un país cuyo presente es de hombres y mujeres de ciencia.
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