Santiago de Cuba, 11 dic.— Con las tradicionales rondas a puras voces que finalizaron en el Ayuntamiento municipal, frente al céntrico Parque Céspedes, terminó este domingo el XXXII Festival Internacional de Coros que confirmó a esta ciudad como capital del género en Cuba.
Decenas de cantores de agrupaciones
cubanas y foráneas se juntaron para interpretar Dulce embeleso y
Juramento, piezas emblemáticas del cancionero nacional que pusieron a
prueba el acople y la armonía que caracterizan esa vertiente sonora.
La Sala de Conciertos Dolores, sede principal del evento, acogió la clausura, con el homenaje a la destacada compositora y arreglista Beatriz Corona, y la presentación de cantorías infantiles, de los colectivos Orfeón Santiago y Madrigalista, y de las provincias de Holguín, Villa Clara y Cienfuegos.
El coro Austral, de Australia, bajo la dirección de Margot Mc Laughlin, tomó parte también en el espectáulo, que evocó el legado del Maestro Electo Silva, decano de los directores corales en el país y fundador de los Festivales en la década de los 60 del siglo pasado.
El Maestro Guido López Gavilán, al frente de la Orquesta Sinfónica de Oriente, tuvo a su cargo el cierre, durante el cual se escucharon textos del Poeta Nacional Nicolás Guillén y los toques de los Tambores de Enrique Bonne, Premio Nacional de Música, con la conga de los carnavales.
Formaciones vocales de Argentina acompañaron también estas jornadas, durante las cuales se escucharon las armonías corales en universidades, plazas, parques, iglesias y otros àmbitos de la vida cotidiana de la ciudad.
El arraigo de la música coral en la urbe, reconocida dentro y fuera del país como cuna del son, de la trova y el bolero, data del siglo XVIII, con las primeras composiciones de Esteban Salas en la capilla de la catedral, seguidas por los primeros inmigrantes españoles.
La Sala de Conciertos Dolores, sede principal del evento, acogió la clausura, con el homenaje a la destacada compositora y arreglista Beatriz Corona, y la presentación de cantorías infantiles, de los colectivos Orfeón Santiago y Madrigalista, y de las provincias de Holguín, Villa Clara y Cienfuegos.
El coro Austral, de Australia, bajo la dirección de Margot Mc Laughlin, tomó parte también en el espectáulo, que evocó el legado del Maestro Electo Silva, decano de los directores corales en el país y fundador de los Festivales en la década de los 60 del siglo pasado.
El Maestro Guido López Gavilán, al frente de la Orquesta Sinfónica de Oriente, tuvo a su cargo el cierre, durante el cual se escucharon textos del Poeta Nacional Nicolás Guillén y los toques de los Tambores de Enrique Bonne, Premio Nacional de Música, con la conga de los carnavales.
Formaciones vocales de Argentina acompañaron también estas jornadas, durante las cuales se escucharon las armonías corales en universidades, plazas, parques, iglesias y otros àmbitos de la vida cotidiana de la ciudad.
El arraigo de la música coral en la urbe, reconocida dentro y fuera del país como cuna del son, de la trova y el bolero, data del siglo XVIII, con las primeras composiciones de Esteban Salas en la capilla de la catedral, seguidas por los primeros inmigrantes españoles.
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