Santiago de Cuba, 6 feb.— El Centro de Interpretación y Divulgación del Patrimonio Cultural Cafetalero Casa Dranguet, en esta ciudad, recibió un donativo de varios equipos vinculados al tradicional cultivo para su próxima exposición al público.
Figuran una torrefactora, varios
molinillos y morteros del grano, entregados de su colección personal por
el francés Alfred Conesa, asesor de la Fundación Malongo, franco-belga.
Según refiere el sitio digital de la Oficina del Conservador de Santiago de Cuba -http://internos.occnet.cu- la intención es mostrar esas piezas, primero de conjunto por sus valores, y luego incorporarlas a los exponentes de la Casa Dranguet, cerca del parque Carlos Manuel de Céspedes.
Junto a las maquinarias, señala, llegó una amplia bibliografía sobre el café, infusión con arraigo en muchos países, en particular en Cuba.
La Casa Dranguet se distingue por una programación variada que conjuga el saber del cultivo y la degustación con la celebración de eventos y presentaciones de trovadores, agrupaciones corales, danzarias y teatrales.
Abrió sus puertas en 2015, en el aniversario 500 de la villa y forma parte del proyecto Los caminos del café, dirigido a salvaguardar el patrimonio cafetalero en la serranía oriental, con financiamiento de la Unión Europea, la Fundación Malongo y la Oficina del Conservador.
En la casona de estilo colonial, de dos niveles, se puede conocer desde la llegada del cultivo a Cuba en 1748, por La Habana, hasta su fomento en el Oriente del país por colonos franceses, quienes trajeron la correcta metodología.
Durante el recorrido se aprecian objetos relacionados con el consumo y producción en los siglos XIX y XX, como cafeteras de porcelana de varios países, tostadoras, molinillos, pilón, coladores y otros útiles.
Un ambiente doméstico del siglo XIX, con mobiliario, fotos familiares y elementos decorativos recrea la edificación donde vivió Carlos Dranguet, hijo de descendientes de franceses e importante hacendado cafetalero, comerciante y político.
Para saborear variedades de la bebida brinda servicios una cafetería, donde la sugerencia es el Café Dranguet.
Según refiere el sitio digital de la Oficina del Conservador de Santiago de Cuba -http://internos.occnet.cu- la intención es mostrar esas piezas, primero de conjunto por sus valores, y luego incorporarlas a los exponentes de la Casa Dranguet, cerca del parque Carlos Manuel de Céspedes.
Junto a las maquinarias, señala, llegó una amplia bibliografía sobre el café, infusión con arraigo en muchos países, en particular en Cuba.
La Casa Dranguet se distingue por una programación variada que conjuga el saber del cultivo y la degustación con la celebración de eventos y presentaciones de trovadores, agrupaciones corales, danzarias y teatrales.
Abrió sus puertas en 2015, en el aniversario 500 de la villa y forma parte del proyecto Los caminos del café, dirigido a salvaguardar el patrimonio cafetalero en la serranía oriental, con financiamiento de la Unión Europea, la Fundación Malongo y la Oficina del Conservador.
En la casona de estilo colonial, de dos niveles, se puede conocer desde la llegada del cultivo a Cuba en 1748, por La Habana, hasta su fomento en el Oriente del país por colonos franceses, quienes trajeron la correcta metodología.
Durante el recorrido se aprecian objetos relacionados con el consumo y producción en los siglos XIX y XX, como cafeteras de porcelana de varios países, tostadoras, molinillos, pilón, coladores y otros útiles.
Un ambiente doméstico del siglo XIX, con mobiliario, fotos familiares y elementos decorativos recrea la edificación donde vivió Carlos Dranguet, hijo de descendientes de franceses e importante hacendado cafetalero, comerciante y político.
Para saborear variedades de la bebida brinda servicios una cafetería, donde la sugerencia es el Café Dranguet.
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