Santiago de Cuba, 31 ene.— En un intento por separar a nuestro país del resto de la comunidad latinoamericana y hacer a sus gobiernos cómplices de su política agresiva contra la Isla, Estados Unidos con sus presiones y chantajes, logró que el 31 de enero de 1962, hace hoy 55 años, Cuba fuera expulsada de la Organización de Estados Americanos durante su Octava Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores, que tuvo por escenario el balneario uruguayo de Punta del Este.
En dicha reunión que se había iniciado
el 22 de enero se aprobaron en total 9 resoluciones, 4 de las cuales
estarían directamente relacionadas con Cuba y en particular la cuarta
titulada: “Exclusión del actual gobierno de Cuba de su participación en
el Sistema Interamericano”, que era la máxima aspiración de Estados
Unidos para deslegitimar en lo político a nuestra Revolución.
En esta reunión Cuba fue representada por el entonces Presidente de la República, Doctor Osvaldo Dorticós Torrado, quien en los debates de las resoluciones dejó bien claro la posición de la Isla expresando: “Si lo que se pretende es que Cuba se someta a las determinaciones de un país poderoso (…), en una palabra, se intenta esclavizar a un país que ha conquistado su libertad total después de siglo y medio de sacrificios, sépase de una vez: Cuba no capitulará”.
Tal y como esperaba Estados Unidos, Cuba fue expulsada ese 31 de enero de 1962 de la OEA, pero no unánimemente como pretendía, sino que 14 países votaron a favor de la medida, uno en contra, Cuba, y seis abstenciones: Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Ecuador y Méjico, aunque después, excepto la nación azteca los demás se plegaron a los designios de Washington, rompiendo sus relaciones con la Isla.
Cuba se retiró con la frente bien en alto de aquella reunión de Punta del Este, donde quedaron latentes las palabras de su Presidente Osvaldo Dorticós: “Podremos no estar en la OEA, pero Cuba socialista estará en América, (…) pero el gobierno imperialista de los Estados Unidos seguirá contando a 90 millas de sus costas, con una Cuba revolucionaria y socialista”
La delegación cubana a la Octava Reunión de Consulta de la OEA, celebrada en Punta del Este, Uruguay, regresó victoriosa a la Patria a principios de febrero de 1962, donde el Presidente Dorticós fue aclamado por el pueblo que le dio la bienvenida. En respuesta a ese acuerdo de la OEA, el 4 de febrero de 1962 más de un millón de cubanos reunidos en la Plaza de la Revolución José Martí, aprobaron la Segunda Declaración de La Habana, un documento político que ha regido los destinos de Cuba y América Latina desde hace 54 años.
55 años después de la expulsión de Cuba de la Organización de Estados Americanos puede decirse que la OEA, bajo el tutelaje de Estados Unidos, es ya un organismo anacrónico que va camino del lugar que merece: el basurero de la historia, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, la CELAC, así lo confirma.
En esta reunión Cuba fue representada por el entonces Presidente de la República, Doctor Osvaldo Dorticós Torrado, quien en los debates de las resoluciones dejó bien claro la posición de la Isla expresando: “Si lo que se pretende es que Cuba se someta a las determinaciones de un país poderoso (…), en una palabra, se intenta esclavizar a un país que ha conquistado su libertad total después de siglo y medio de sacrificios, sépase de una vez: Cuba no capitulará”.
Tal y como esperaba Estados Unidos, Cuba fue expulsada ese 31 de enero de 1962 de la OEA, pero no unánimemente como pretendía, sino que 14 países votaron a favor de la medida, uno en contra, Cuba, y seis abstenciones: Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Ecuador y Méjico, aunque después, excepto la nación azteca los demás se plegaron a los designios de Washington, rompiendo sus relaciones con la Isla.
Cuba se retiró con la frente bien en alto de aquella reunión de Punta del Este, donde quedaron latentes las palabras de su Presidente Osvaldo Dorticós: “Podremos no estar en la OEA, pero Cuba socialista estará en América, (…) pero el gobierno imperialista de los Estados Unidos seguirá contando a 90 millas de sus costas, con una Cuba revolucionaria y socialista”
La delegación cubana a la Octava Reunión de Consulta de la OEA, celebrada en Punta del Este, Uruguay, regresó victoriosa a la Patria a principios de febrero de 1962, donde el Presidente Dorticós fue aclamado por el pueblo que le dio la bienvenida. En respuesta a ese acuerdo de la OEA, el 4 de febrero de 1962 más de un millón de cubanos reunidos en la Plaza de la Revolución José Martí, aprobaron la Segunda Declaración de La Habana, un documento político que ha regido los destinos de Cuba y América Latina desde hace 54 años.
55 años después de la expulsión de Cuba de la Organización de Estados Americanos puede decirse que la OEA, bajo el tutelaje de Estados Unidos, es ya un organismo anacrónico que va camino del lugar que merece: el basurero de la historia, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, la CELAC, así lo confirma.
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