Santiago de Cuba, 8 oct.— Saliste de la lavandería del hospital de Valle Grande ante los ojos desmesurados de la enfermera Osana que lavo tus heridas aquel día de Octubre hace 49 años, te fuiste a otras partes del mundo a curar enfermos urgidos del bálsamo de tu corazón, necesitados del calor de tus manos para soportar el frío.
No es posible resumir tu historia,
hablar de muerte o de pasado cuando de ti se trata.Tus pasos firmes
desandan los caminos por trillar, el ruido de tu pecho sigue
desmintiendo la muerte en otros pechos y aquí como siempre sigues fiel a
Fidel y a su pueblo, a quienes una vez quisiste dedicarles tu ultimo
pensamiento.
El Rebelde de la boina con estrella refulgente y el brazo en cabestrillo desanda Santa Clara haciendo Revolución y cuando de reposo se habla vuelve al rumor de la selva con los hombres del destacamento de refuerzo, para hacer si llegara el momento de sus huesos lanzas.
No hay adjetivo que supere tu figura o tu ejemplo, cualquier dimensión real, abstracta, gramatical es pequeña. ¿Quién puede entonces con tantas constantes vitales Che, decir hoy que has muerto?
El Rebelde de la boina con estrella refulgente y el brazo en cabestrillo desanda Santa Clara haciendo Revolución y cuando de reposo se habla vuelve al rumor de la selva con los hombres del destacamento de refuerzo, para hacer si llegara el momento de sus huesos lanzas.
No hay adjetivo que supere tu figura o tu ejemplo, cualquier dimensión real, abstracta, gramatical es pequeña. ¿Quién puede entonces con tantas constantes vitales Che, decir hoy que has muerto?
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