Palma Soriano, Santiago de Cuba, 13 oct.— Para que exista calidad de vida, la población debe tener satisfechas sus necesidades por tanto los servicios que se ofrecen a diario son el indicador de esa cotidianidad.
Quienes prestan estos servicios deberían estar sensibilizados con el papel que desempeñan en el día a día de los palmeros.
Justo Armero Zúñiga nos comenta que “recibir un pan bien elaborado, ser atendidos con gentileza, resolver un trámite con prontitud, tener en qué trasladarse a tiempo para llegar a otro punto de la ciudad son de las acciones que marcan cada jornada. Sin embargo son frecuentes las quejas y las opiniones negativas del pueblo, generalmente por cuestiones subjetivas o asuntos que pueden ser resueltos si los administrativos controlaran más el trabajo de sus colectivos o se hicieran gestiones oportunas previendo inconvenientes que causan malestar a los clientes”.
Josefa Estupiñán Pérez, es trabajadora de la salud y nos dice que “si el trabajador tuviera conciencia que su función es brindar un buen servicio, otro gallo cantaría al evaluar la cotidianidad de los que vivimos en la tierra del Cauto, tenemos que pensar que constantemente de la misma manera que ofrecemos servicios en nuestros centros, en algún momento seremos beneficiarios en otro y a todos nos gusta que nos traten con respeto y recibir una correcta atención”.
Si cada uno hace bien la parte que le toca la vida sería llevadera a pesar de las carencias y el estrés no atentara contra nuestra salud.
La cotidianidad se mide por el nivel de satisfacción que expresa el pueblo sobre los servicios. En Palma Soriano este es un tema en el que se debe lograr que la calidad sea la regla y no la excepción.
Justo Armero Zúñiga nos comenta que “recibir un pan bien elaborado, ser atendidos con gentileza, resolver un trámite con prontitud, tener en qué trasladarse a tiempo para llegar a otro punto de la ciudad son de las acciones que marcan cada jornada. Sin embargo son frecuentes las quejas y las opiniones negativas del pueblo, generalmente por cuestiones subjetivas o asuntos que pueden ser resueltos si los administrativos controlaran más el trabajo de sus colectivos o se hicieran gestiones oportunas previendo inconvenientes que causan malestar a los clientes”.
Josefa Estupiñán Pérez, es trabajadora de la salud y nos dice que “si el trabajador tuviera conciencia que su función es brindar un buen servicio, otro gallo cantaría al evaluar la cotidianidad de los que vivimos en la tierra del Cauto, tenemos que pensar que constantemente de la misma manera que ofrecemos servicios en nuestros centros, en algún momento seremos beneficiarios en otro y a todos nos gusta que nos traten con respeto y recibir una correcta atención”.
Si cada uno hace bien la parte que le toca la vida sería llevadera a pesar de las carencias y el estrés no atentara contra nuestra salud.
La cotidianidad se mide por el nivel de satisfacción que expresa el pueblo sobre los servicios. En Palma Soriano este es un tema en el que se debe lograr que la calidad sea la regla y no la excepción.
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